Entrevista a Eduard Vieta, Jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Clínic de Barcelona. Eduard Vieta es un conocido psiquiatra experto en el campo de la depresión y el trastorno bipolar.
La OMS nos informaba en 2018 que la depresión es una enfermedad mental que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. ¿Es que el mundo está deprimido?
El mundo no está deprimido pero muchas personas sí lo están, en parte porque hemos mejorado la detección y el diagnóstico de esta afección y en parte porque ciertos aspectos de nuestro estilo de vida favorecen la enfermedad.
Se dice que afecta al doble de mujeres respecto a los hombres ¿A qué se debe esta enorme diferencia?
Se debe a factores genéticos, hormonales y culturales, en diversa proporción.
¿Existe todavía algún estigma o prejuicio que superar entorno esta patología?
Inequívocamente. Se tiende a considerar a las personas deprimidas como vagas, desmotivadas, o aprovechadas. Cuesta mucho entender la depresión como una enfermedad desde la perspectiva social.
¿Qué signos precoces pueden hacernos sospechar que una persona padece depresión?
Los síntomas precoces incluyen ansiedad, fatiga, problemas de concentración, y dificultades para conciliar o mantener el sueño.
¿Cuáles son los orígenes de este trastorno? ¿Existe algún factor genético que la predisponga o puede contraerse por otras causas?
La predisposición genética es incuestionable y está bien estudiada, pero a ella se añaden los factores ambientales de riesgo, que incluyen circunstancias adversas durante la infancia, situaciones estresantes, enfermedades asociadas, etc.
¿A que nos referimos cuando decimos “síntomas cognitivos asociados” a la depresión?
Existen dos tipos de síntomas cognitivos: unos tienen que ver con el contenido emocional de nuestros pensamientos, como por ejemplo las ideas de minusvalía, que son tratables con psicoterapia, y otros los que tienen que ver con los procesos intelectuales, como la atención, la memoria, o la velocidad de procesamiento. Estos últimos han comenzado a estudiarse más recientemente ya que hasta hace poco no se les daba demasiada importancia. Ahora sabemos que son determinantes para un buen pronóstico funcional, y por eso se recomienda prestarles atención y tenerlos en cuenta a la hora de decidir el tratamiento más adecuado.
¿Cuál es el factor o conjunto de factores que la cronifican?
La persistencia de los factores precipitantes, sobre todo, pero también factores biológicos que todavía no conocemos sufi cientemente.
¿Cuál ha sido el cambio de enfoque más importante a la hora de abordarla?
El cambio más importante se produjo cuando se comprendió que la depresión no sólo era un estado mental si no también un estado cerebral. Posteriormente, y como consecuencia de ello, cuando se comenzaron a desarrollar fármacos para combatirla, y cuando se reconoció la depresión como una causa objetiva de discapacidad y baja laboral.
¿En qué consisten los tratamientos que se están ofreciendo actualmente desde los centros de salud?
Fundamentalmente consisten en medicación antidepresiva y, en algunos casos, psicoterapia.
¿Cuáles son los criterios que determinan cuando administrar un fármaco al paciente (en lugar de realizar otro tipo de terapias más basadas en la psicología o en remedios más naturales)?
La prescripción o no de fármacos a nivel global está más influida por cómo está organizado el sistema sanitario, más que por las características individuales de cada caso. Esto no debería ser así. Ni todos los pacientes se benefi cian de medicación, ni todos de psicoterapia, pero el sistema tiende a ofrecer un menú cerrado. Más recientemente, las preferencias del paciente han ido adquiriendo un merecido protagonismo, pero es importante ofrecer al paciente una buena educación sanitaria para que sus preferencias estén basadas en criterios objetivos más que en eventuales prejuicios hacia una u otra forma de terapia.
¿Cuál cree que es el mejor consejo que puede aportar el farmacéutico a un paciente potencial con depresión?
“Siga las instrucciones de su médico y todo irá bien”
