BERTA GARCIA

El farmacéutico es la persona que dispensa los medicamentos, recomienda cremas, escucha quejas sobre lo caro que está un antigripal y sobre el jarabe que ya no entra por el seguro… Y es el paño de lágrimas de muchos pacientes y familiares, cuanto más grave es la patología del paciente más implicado está el buen boticario.

Los pacientes oncológicos tienen sus tratamientos en el hospital y sus citas en el médico que, por desgracia, suelen ser breves.

Es en la farmacia donde, sobre todo el cuidador que acude a retirar la medicación del paciente puede hablar y contar como está la situación. Si se genera un ambiente de confianza y comprensión, el cuidador del paciente oncológico abre su corazón y cuenta sus miedos más oscuros. Y pide ayuda para que el paciente pueda sobrellevar todas las molestias derivadas del tratamiento y de su enfermedad.

A veces son unos absorbentes que nos se ajustan bien, otras una crema para calmar la piel que arde después de la radioterapia, la necesidad de preparar un pastillero para garantizar la correcta toma de los medicamentos, buscar las gasas más suaves… El buen profesional pone todo de su parte para buscar las mejores soluciones para cada paciente. Así aligera, aunque sea un poco, la carga de los pacientes y de sus familias.

Vivir con dolor, náuseas, malestar es muy difícil. El paciente y su entorno cargan una piedra muy pesada a la espalda. Si llevan además una piedrita en el zapato, caminar se hace aún más difícil y doloroso. Pongámonos en la piel del paciente oncológico y de su cuidador por unos segundos, y pensemos cómo podemos ayudar. Si se pone atención a lo que dicen, es más fácil quitar esa piedrita de su zapato.

CRISTINA DIEZ

Como farmacéutica en oficina de farmacia, con mucha frecuencia, (más de la que me gustaría), me encuentro tras el mostrador a pacientes que sufren o han sufrido algún tipo de cáncer. Algunos me lo cuentan abiertamente, y otros, los identifico por la medicación que toman o tras pistas que dejan caer manteniendo una conversación.

Somos el profesional sanitario más cercano y accesible para el paciente, por lo que considero que llevamos a cabo una labor importante en cuanto al paciente oncológico se refiere.

Ya sea porque nos conocen desde hace tiempo y encuentran en nosotros una persona fuera de su núcleo familiar donde desahogarse y poder expresarse con sinceridad sin miedo a preocupar en exceso (lo que les pasa a menudo con sus familiares), situación en la cual les escuchamos, brindamos nuestro apoyo y aconsejamos como bien sabemos intentando no caer en convencionalismos; o bien, porque nos piden consejo para aliviar algún efecto secundario del tratamiento que están recibiendo o sobre secuelas que la enfermedad les ha dejado, como puede ser el alivio de los problemas dermatológicos de la radioterapia y la quimioterapia.

Pero precisamente por esa cercanía, también los cuidadores de esos pacientes oncológicos encuentran en nosotros un profesional con quien hablar libremente de lo dura que es la situación.
Generalmente son personas que conocemos desde hace tiempo y por tanto, pueden hablar con nosotros con confianza. Y es que el papel del cuidador del paciente con cáncer es esencial: está pendiente de sus necesidades, de su medicación, de que no deje de luchar, de que acuda al médico cuando debe… y esa situación es muy difícil, por lo que desde la farmacia también intentamos darles fuerza y valor a su papel tan crucial en la recuperación del enfermo.

El trato con el paciente y ofrecer mi consejo y conocimiento en lo que el paciente pueda necesitar, es uno de los aspectos que más me llenan como farmacéutica, por lo que estar con los pacientes en momentos difíciles y ser testigo de cómo los superan y vencen a la enfermedad es una alegría inmensa que muchas veces sentimos como propia.

Felicidades compañeros por vuestra labor.

FRAN DIÉGUEZ

Siempre nos llegan varios pacientes y cuidadores a lo largo del día a la farmacia. Cada uno con su mochila de vida a sus espaldas, pero con la ilusión de llegar a la farmacia a encontrar a su farmacéutico y que sea su apoyo y quién le ofrezca soluciones y el mejor consejo posible.

Entre todos los pacientes, algunos están pasando por su tratamiento oncológico y cada uno de ellos tiene unas necesidades para afrontar su lucha de nuestra mano. Por ello, los farmacéuticos somos un pilar fundamental tanto moral como asistencial para ellos. Desde la cosmética para su día a día, los mejores cuidados tanto por dentro como por fuera.

Una ayuda que está en nuestras manos y que hace que día a día la farmacia sea referente de cuidado y salud.

Por tod@s vosotros hemos elegido una profesión maravillosa de ayuda y cuidado al paciente.  

INMACULADA VICENTE

Vivimos rodeados por el cáncer: vecinos, amigos, familiares, todos hemos vivido de una u otra forma esta realidad.

Sin embargo, el diagnóstico y el hecho de conocer la noticia, sigue siendo un hecho que nos estremece.

Como digo, a todos nos llega de una u otra forma, por lo que es indispensable estar preparados, como personas y aún más como profesionales.

La Farmacia y el Farmacéutico tenemos un gran reto por delante y una gran labor a llevar a cabo; nuestra cercanía y accesibilidad nos hace únicos.

He preguntado a alguno de mis clientes que están o han estado pasando esta travesía del desierto, y sus testimonios son lo mejor que se me ocurre.

LEIRE AZCONA

Los farmacéutic@s realizamos una labor fundamental en la asistencia y  acompañamiento del paciente oncológico.

Con nuestro consejo farmacéutico podemos mejorar la calidad de vida de estos  pacientes y ayudarles en la adherencia al tratamiento farmacológico.

Gracias a nuestra accesibilidad, los farmacéutic@s podemos dar apoyo emocional tanto al paciente como a sus familiares y cuidadores y así, ayudarles  a enfrentarse a su situación. 

LOLI CARO

Como farmacéutica comunitaria creo que el papel del farmacéutico hoy en día para la detección precoz de muchos tipos de cáncer es fundamental y más si cabe en este último año y medio que llevamos con la pandemia, que ha hecho que se hayan retrasado mucho las citas médicas para revisiones rutinarias y el miedo de la población a acudir a hospitales.

Desde la farmacia debemos hacer hincapié al paciente en hacerse revisiones rutinarias anuales (sobre todo si tienen antecedentes familiares con cáncer) y preguntar sobre los problemas de salud que le ocurren (cansancio, fiebre, pérdida de peso, dolores cabeza o problemas visuales, aparición de bultos, alteración lunares, …).

Todo esto ayudará a detectar algunos cánceres de manera precoz y del mismo modo, ayudaremos al paciente oncológico en ese duro proceso, tanto apoyo emocional como mejorando su salud en todo lo que nos sea posible. El paciente llega a su farmacia de confianza y debemos dedicarle el tiempo oportuno para que salga más tranquilo, seguro y comprendido.

MARÍA LEGARRA

Afrontar esta enfermedad es muy complejo y duro para el paciente, pero también lo es para todos aquellos que le rodean.

Como punto más accesible y cercano de salud para el paciente, debemos generar confianza y transmitir nuestro conocimiento para hacerle más fácil el trance al enfermo.

El paciente oncológico manifestará múltiples efectos secundarios a los tratamientos oncológicos que le implicarán alteraciones digestivas, de piel, capilares, ungueales y un largo etcétera.

El médico, como ellos mismos manifiestan “se enfocan en matar al bicho”, pero nosotros tenemos una gran labor para disminuir esos efectos indeseados y conseguir que el camino sea más llevadero.

Enfocarnos en la prevención y medidas higiénica sanitaria que pueden facilitarle el proceso.

PATRICIA ALONSO

GUADALUPE LÓPEZ

TAMAR TRONCOSO