Muchos pacientes abandonan el tratamiento antipsicótico debido a la disfunción sexual que estos fármacos provocan, con las consecuencias negativas que esto conlleva para su salud mental.
¿Qué porcentaje de pacientes psiquiátricos abandona el tratamiento con antipsicóticos por la disfunción sexual que provocan?
Un 36% de los hombres y un 20% de las mujeres se halla en riesgo de abandonar el tratamiento antipsicótico debido a la disfunción sexual, que es una de las consecuencias de la hiperprolactinemia. Este trastorno es el aumento de la hormona prolactina en sangre. La decisión de abandonar el tratamiento puede conllevar consecuencias negativas para la salud mental ya que, según apuntan varios estudios, las recaídas se asocian con la mala adherencia a la medicación.
¿Qué otras consecuencias para la salud tienen estos fármacos?
Las consecuencias de la hiperprolactinemia a largo plazo pueden conllevar riesgos cardiovasculares, desarrollo de osteoporosis o prolactinoma. Algunos estudios apuntan que también podría aumentar el riesgo de cáncer de mama, aunque se debe poner en contexto teniendo en cuenta otros factores implicados.
¿Puede decirse que hay antipsicóticos que se relacionan menos con la disfunción sexual que otros?
Según diversos estudios, como un metaanálisis publicado en The Lancet, hay antipsicóticos que se relacionan menos con la elevación de prolactina, que puede causar disfunción sexual. Este es el caso de aripiprazol, quetiapina y olanzapina, mientras otros están claramente asociados a este trastorno, como paliperidona, risperidona o haloperidol. De hecho, el estudio Qualify, cuyo objetivo fue comparar en términos de efectividad la formulación inyectable de liberación prolongada de aripiprazol (comercializado bajo el nombre de Abilify Maintena) y otro antipsicótico inyectable de liberación prolongada, palmitato de paliperidona, en pacientes adultos con esquizofrenia, mediante la escala QLS (medida de la calidad de vida relacionada con la salud y la funcionalidad), estableció que en pacientes tratados con Abilify Maintena los niveles medios de prolactina disminuyeron a lo largo del estudio, mientras que en el grupo de palmitato de paliperidona los niveles séricos de prolactina aumentaron.
Esto es un problema para el paciente, porque si deja de tomar el medicamento puede sufrir una recaída, pero por otra parte una vida sexual satisfactoria mejora la calidad de vida de las personas con esquizofrenia...
Por ello, distintos expertos en Psiquiatría, Endocrinología, Medicina Interna, Reumatología y Oncología hemos firmado el Consenso Español sobre Riesgos y Detección de Hiperprolactinemia inducida por antipsicóticos, en el que abogamos por que se incluya la prolactina en las analíticas rutinarias. En caso de que existan niveles de prolactina elevados (superiores a 50 ng/ml) recomendamos realizar una intervención personalizada en cada caso, que puede pasar por cambiar a otros fármacos que no provoquen hiperprolactinemia, o si no es posible, disminuir la dosis del antipsicótico.
¿Cómo se puede encontrar el equilibrio?
El equilibro está en encontrar el tratamiento farmacológico adecuado para cada caso concreto, es decir, conseguir controlar los síntomas de la enfermedad en la medida de lo posible, pero también permitir al paciente tener calidad de vida y una vida sexual plena.
Hemos hablado de adultos, ¿cómo afectan los medicamentos psiquiátricos a un adolescente en referencia a la sexualidad?
Es un campo aún poco estudiado pero sabemos que puede retrasar la maduración sexual y dificultar la aparición de las primeras actividades sexuales normales.
¿Qué otros aspectos de su salud pueden verse perjudicados por la toma de antipsicóticos?
Dependiendo del tipo de fármacos. Con los antipsicóticos clásicos o típicos pueden aparecer efectos extrapiramidales como por ejemplo trastornos del movimiento (parkinsonismo). Con los nuevos o antipsicóticos atípicos es posible que aparezca incremento de peso, o la hiperprolactinemia ya comentada.
¿Cree que se tiende a sobremedicar a niños y adolescentes hoy en día?
No lo creo en general, aunque siempre se deben valorar las actuaciones educacionales en la familia antes de medicarlos.