Con la llegada del buen tiempo aumentan las ganas de estar más sano y verse mejor. Es una época del año en la que los gimnasios ven aumentadas sus altas.

Uno de los propósitos que hacemos con mayor frecuencia en el nuevo año es retomar con entusiasmo la actividad física y, para muchos, volver a apuntarse al gimnasio.

El invierno, es la época del año donde nuestras defensas están más a prueba que nunca: cambios bruscos de temperatura, no utilizar el abrigo adecuado o tomar bebidas muy frías, son factores que tenemos que considerar a la hora de protegernos.

Con la llegada del invierno, muchas personas ponen la protección solar y el cuidado de la piel en un segundo plano, olvidando que siguen existiendo consecuencias por los rayos UV en los meses más fríos.

Tras los excesos de la Navidad y otras celebraciones, donde las comidas y las cenas son abundantes, muchas son las personas que sufren inflamación y retención de líquidos. Es este momento en el que optar por recuperar nuestros buenos hábitos de ejercicio y alimentación es el mejor camino a tomar.

El retinol es el protagonista de todas las conversaciones sobre temas antiedad, pero su nombre está sirviendo para dar a conocer lo que en realidad no son retinoles, sino retinoides, un concepto mucho mayor, una familia de principios derivados de la vitamina A y, entre ellos, uno empieza a asomar la cabeza en camino a llevarse el Óscar al mejor actor en cualquier rutina de cuidado facial: el retinaldehído.

Tengamos en cuenta que todos ellos son formas diferentes de la vitamina A, la primera vitamina aprobada por la Food and Drug Administration (FDA) como agente capaz de cambiar la apariencia de la superficie de la piel con claros efectos antienvejecimiento. Y es que no solo tiene méritos antiedad, ya que también están indicados en el tratamiento de numerosas alternaciones cutáneas, como es el caso del acné, la psoriasis, la rosácea o la pigmentación.