La cirugía ocular es muy habitual; las operaciones de cataratas, glaucoma y cirugía refractiva, así como otras cirugías en la zona periocular como la blefaroplastia, actualmente se realizan con bastante frecuencia. En general, los resultados son muy satisfactorios, pero inmediatamente después del tratamiento la superficie ocular, además de presentar sequedad, se ve afectada y es más susceptible a la inflamación y a la infección por parte de patógenos, siendo la infección más común la derivada por la especie Acanthamoeba.