Este sábado, 17 de septiembre, se celebró el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, bajo el lema “Medicación sin daño”. La celebración anual de este día tiene como finalidad contribuir a la sensibilización frente a la necesidad de promover acciones para fomentar la seguridad en la atención sanitaria de la población, prioridad a la hora de buscar ofrecer una atención de calidad.
Este año la campaña se centra en la medicación como causa de problemas para la salud de las personas. Todos, en algún momento de la vida, necesitaremos de los medicamentos para tratar o prevenir dolencias o enfermedades. Sin embargo, los medicamentos pueden llegar a causar daños graves si se almacenan, prescriben, dispensan o administran indebidamente, o si se controlan de forma insuficiente: entre las situaciones de alto riesgo, la OMS destaca la transición entre servicios de atención, la automedicación y la polimedicación, o la existencia de medicamentos que se comercializan con un nombre parecido, lo que puede inducir a error. Además, la OMS también pone el foco en la actual pandemia de Covid-19, y en cómo ésta ha agravado el riesgo de errores de medicación y los daños asociados, de ahí el lema de este año.
Los servicios de farmacovigilancia, claves para la seguridad del paciente
La farmacovigilancia es fundamental para promover un uso seguro de los medicamentos y minimizar el impacto de los problemas relacionados con los mismos en la salud de la población. Integrada en el sistema de salud, forma parte del proceso que vela por la seguridad del paciente y centra su actividad en identificar, evaluar y prevenir los riesgos, las reacciones adversas de los medicamentos, que se definen como cualquier efecto nocivo a un medicamento. Cuando los errores de medicación conllevan un daño para el paciente, se consideran sospechas de reacciones adversas y deben ser notificados a los sistemas de farmacovigilancia”, señala la Dra. Cereza.
Por su parte, la Dra. Noelia Vega, médico especialista en Farmacología Clínica del Servicio de Farmacología Clínica del HUMV, destaca el papel del farmacólogo clínico dentro del sistema de farmacovigilancia. “La implicación del médico especialista en farmacología clínica es fundamental, en primer lugar, por la propia esencia de nuestra especialidad, que conlleva evaluar en la optimización e individualización de los tratamientos médicos el beneficio-riesgo para el paciente. De hecho, la evaluación de efectos adversos y farmacovigilancia están recogidas por la Comisión Nacional de la especialidad entre los objetivos formativos específicos dentro del programa de la especialidad de farmacología clínica, y en el itinerario formativo de los residentes se contempla una rotación con este fin”, comenta la doctora.
Por último, la farmacóloga del HUMV destaca la relevancia de actividades como el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, y otras similares, enfocadas a fomentar y concienciar sobre el uso seguro de los medicamentos. “Todos tenemos un papel en la farmacovigilancia, y esto también incluye a los ciudadanos, quienes son los que experimentan en primera línea los acontecimientos adversos.