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Dermatitis atópica y frío

La piel es el órgano más grande de nuestro metabolismo. Actúa intercambiando sustancias con el exterior y a la vez protege el cuerpo del ambiente. Cuando llega el invierno, aunque nos protejamos del frío con la ropa, algunas zonas como la cara y las manos quedan desprotegidas. Por ello debemos prestarles una especial atención.

Premisas

La piel está compuesta por varias capas. Desde la más externa, la epidermis, a la capa interna, la dermis, donde se encuentran la mayoría de los componentes que aportan el volumen a la piel. La hipodermis es la capa más interna, donde se encuentran las células grasas, los lipocitos y adipocitos, que actúan como barrera térmica y traumática.

En la epidermis, están las células estructurales como los queratinocitos y los melanocitos.

En la dermis, se encuentran las fibras de colágeno y elastina, en un entorno citoplasmático, mayoritariamente ácido hialurónico. Allí también se encuentran las glándulas sudoríparas, sebáceas y los folículos.

En la hipodermis, es donde está el tejido adiposo y donde está la regulación térmica, a parte de donde están también los nervios cutáneos y los vasos sanguíneos y linfáticos.

El clima

Con las bajas temperaturas, la piel cumple su especial función barrera. También actúa contra otros factores climáticos como el viento, la nieve, la lluvia o el contacto con el agua muy fría. El contraste de los sitios cerrados en los que hay calefacción o la simple reverberación del sol también son fenómenos que requieren la protección de la piel.

La capa lipídica, que está en la hipodermis, actúa como barrera, y protege el organismo de la baja temperatura. Sin embargo, deben protegerse las capas más externas porque son las que están en contacto más directo con el exterior y eso las hace más sensibles.

La capa más externa, formada por la capa cornea, cuenta con células muertas que se regeneran. La capa de Malpighi es la segunda, donde se encuentran los melanocitos, que dan color a la piel y protegen del sol y las radiaciones ultravioletas.

Los receptores que captan el dolor y los
que controlan la temperatura se hallan en la dermis. Los Corpúsculos de Ruffini son termo-receptores, que se distribuyen en la dermis profunda. Por ello, los productos que se vayan a recomendar han de servir para dar soporte a esa función barrera de la piel, mejorar su reparación y calmar las posibles irritaciones.

El siguiente problema es que la piel pierde humedad con el frío. Se agrieta, exfolia y se irrita. En este caso, es lógico usar cremas protectoras que ayuden a mantener esa humedad natural que ayuda a proteger la función barrera de la piel.

El frío y en especial el viento secan la piel, que si no está protegida padecerá descamaciones y grietas. Esto ocurre debido a que la capa córnea pierde el agua que contiene, y por ello disminuye la cohesión de los queratinocitos. Del mismo modo, la piel se enrojece debido a que la irritación y el frío provoca hipertermia.

El frio extremo en la piel puede provocar el mismo efecto que una quemadura en la piel. Por ello, considero tan importante proteger esa capa más externa con productos muy emolientes y humectantes.

Lo ideal son las cremas que tengan un alto componente lipídico o con emulsiones tipo A/O (capa acuosa y externa oleosa), o emulsión tipo A/S, que el componente externo es una silicona. Dependiendo del tipo de silicona, estos productos son más o menos oclusivos, pero con menos sensación grasa.

Los excipientes utilizados, suelen ser lípidos, vaselinas, parafina, cera, glicerina y silicona.

Dermatitis

Se refiere a la inflamación cutánea, que puede ocurrir tanto en niños como en adultos. Puede ser una dermatitis atópica, de contacto, seborreica, pero incluso la caspa puede provocar dermatitis. Esta dolencia es crónica y aparece en brotes muy frecuentemente.

En la dermatitis, la piel está mucho más sensibilizada.

En la dermatitis atópica, aparecen los eczemas y la piel seca. Suele manifestarse en niños al primer año de vida, muy frecuentemente debido a una respuesta alérgica. La piel está seca, inflamada, enrojecida y muy frecuentemente pica, (también puede supurar).

Es frecuente que aparezca en antebrazos, rodillas, tobillos, piernas, barriga y mejillas. 

También puede aparecer en adultos, aunque no tan frecuentemente. Suele ser más grave, cubriendo una parte más amplia del cuerpo y siendo más agresiva.

La dermatitis de contacto aparece debido a una reacción alérgica con el contacto de cualquier irritante, como pueden ser jabones, metales… y aparece en la zona donde ha estado la piel en contacto con el alérgeno.

A su vez, puede ser también debido a algo que hemos ingerido. Entonces puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.

La dermatitis seborreica es muy común en personas con la piel o el cuero cabelludo graso, en épocas de frío y por estrés. Se observan descamaciones de las pieles secas o grasas.

El tratamiento es similar en todos los tipos. Es una inflamación o una irritación de la piel, por lo que los esteroides, como la hidrocortisona, son el tratamiento de elección. Otra medida muy importante es encontrar el alérgeno que provoca esta dermatitis y evitar todo contacto.

En la dermatitis, la piel además de inflamada y sensibilizada puede tener lesiones como grietas, que quiere decir que pierde la función protectora.

La dermatitis atópica se considera enfermedad multifactorial, aunque tenga muchos componentes de la alergia. Pueden influir el sistema inmune, factores ambientales y genéticos o hereditarios.

Dentro de estos factores genéticos, está la posible mutación del gen que indica la producción de la proteína Filagrina.

Esta proteína es la que tiene la función de conservar la función barrera de la piel manteniendo los queratinocitos compactos, evitar la sudoración excesiva, la deshidratación o la entrada de microorganismos a través de la piel.

Según los factores ambientales: el estrés como algo externo, pero también interno. polución, ropa y algunos tipos de tela (tejidos como la lana pueden empeorar la dermatitis algunas veces. La seda o el algodón son preferibles cuando se padece esta afección cutánea. Detergentes tanto de la ropa u otros tejidos en contacto con la piel y otros jabones, también pueden afectar a la piel, así como el ambiente seco y frío.

Todos estos aspectos comprometen la función barrera cutánea, haciéndola más frágil. 

Esto provocará, a su vez, inflamación cutánea, más enrojecimiento y los problemas típicos de la dermatitis atópica.

El frío provoca que la piel esté más sensible a la deshidratación. Aumentan los picores y la piel lesionada empeora. Además, en invierno la piel segrega menos lípidos, que son fundamentales para proteger la piel y preservar esa función barrera.

Cómo tratar la piel con dermatitis en invierno

No ducharse o bañarse con agua muy caliente porque se evaporarán los lípidos naturales. Los baños más largos de 10 minutos tampoco son aconsejables. Al acabar, se debe secar la piel con cuidado, parcheando en lugar de arrastrar.

Utilizar jabones suaves, libres de perfumes, alcohol, colorantes, detergentes.

Usar hidratantes densos: las hidratantes deben aplicarse más de una vez ya que ayudarán a mejorar la función barrera de la piel. Los ingredientes de elección más adecuados son la vaselina y las ceras. Es bueno aplicarlos cada vez que se toca agua, como después de lavarse la cara, manos o la ducha.

Evitar contacto con algún material, como la lana o el nylon, que pueden provocar más eczema al ser demasiado oclusivos. Es preferible el algodón y la seda, que son transpirables. No hablo solo de la ropa con la que nos vestimos, sino también de la que estamos en contacto continuo, como la de la cama o del baño.

Mantener el ambiente húmedo: para ello los humidificadores son muy beneficiosos, porque evitan el ambiente seco que se produce en invierno por las calefacciones y el frío. Es primordial que el aparato esté limpio.

Mantener el organismo hidratado: es aconsejable beber agua suficiente (u otros líquidos en general) durante todo el día. 

Añadir suplementos nutricionales: la vitamina D en invierno ayuda a mejorar el problema de los eczemas. El omega 3 y 6 estimulan la producción de lípidos, como puede ser el aceite de onagra. También podemos tomar ceramidas.

Dieta: algunos alimentos pueden provocar que la dermatitis sea más irritativa o que la empeoren, como pueden ser alimentos que por su propia composición sean algo alérgenos. Entre ellos encontramos el huevo, el marisco y algunos frutos secos. 

Temperatura interior: evitar las calefacciones muy fuertes, porque la piel se deshidratará más. Una chimenea encendida, por ejemplo, es muy bonita, pero no debemos estar sentados enfrente con la cara expuesta a esa fuente de calor directo. También deberíamos evitar los cambios bruscos de temperatura, que pueden provocar una mayor inflamación o rash cutáneo. Si salimos a la calle en invierno después de haber estado en casa con calefacción fuerte, lo ideal sería protegernos de la diferencia entre ambas temperaturas.

Proteger labios: la dermatitis puede afectar especialmente a los labios, sobre todo a la comisura. Por ello, es importante aplicar de forma regular manteca de cacao o karité que proteja de la deshidratación. Algunas marcas añaden glicerina en la composición de los labiales para conseguir una formula mucho más blanda y fácil de aplicar. Las formulas que contienen filtros solares evitarán que el daño solar provoque más inflamación.

Ingredientes naturales o de consejo farmacéutico

Vaselina: actúa como barrera, como si sellara la piel. Evita la deshidratación, protegiendo y manteniendo la propia y natural. A algunas personas no les gusta usarla porque es un derivado del petróleo. Para ello, se pueden emplear mezclas botánicas que llevan generalmente cera de abejas, aceite de coco y vitamina E.

Manteca de Karite o de cacao.

Aceites naturales como el aceite de coco, de jojoba u otros aceites ricos en ácidos grasos y densos.

Ceramidas, de arroz o de trigo que puede ser de forma oral y/o tópica incluida en algunas formulas especificas para piel delicada y/o seca.

La avena ayuda a mejorar la hidratación de la piel y a preservar la deshidratación.

Aplicar mascarillas con efecto profundo de reparación, sobre todo evitando todos los productos demasiado ácidos. Es preferible que sean ricos en componentes calmantes como pueden ser la manzanilla, la caléndula y que aporten lípidos, como el aceite de jojoba, argán y monoi de Tahití 

El silicio coloidal también ayuda a restaurar la piel.

Muy hidratantes con alto contenido en ácido hialurónico. 

Cortisona. La hidrocortisona tópica es uno de los ingredientes más efectivos para aliviar el picor o el posible rash agudo. Siempre debemos seguir las instrucciones del médico o el farmacéutico

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