Aunque una gran parte de la población vive con la creencia de que la dermatitis atópica se puede curar con cremas, la realidad es que se trata de una enfermedad que cursa por brotes y puede mejorar gracias a los tratamientos específicos. Pero que, a día de hoy no tiene cura, lo que demuestra, además, un gran desconocimiento social ante esta patología.
En este sentido, los pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave necesitan tratamientos que mejoren las lesiones cutáneas y que ayuden a controlar los distintos síntomas, entre los que destaca el picor, uno de los efectos más molestos de esta enfermedad. Aunque se tenga la percepción de que es una enfermedad que simplemente afecta a la piel, va mucho más allá, siendo capaz de afectar altamente y de forma negativa al bienestar emocionalde quienes la padecen. Mantiene una relación, también, con problemas de alergias respiratorias.
Los meses de verano fácilmente traen consecuencias más negativas para este tipo de pieles. De hecho, todas las pieles se resienten tras la exposición a factores típicos de la época veraniega. Los largos baños en el mar o en la piscina, las temperaturas altas y la mayor exposición a la radiación solar, son factores que influyen negativamente en cualquier tipo de piel, deslipidizándola e incrementando su daño oxidativo, lo que provoca que lleguemos a septiembre con la piel notablemente más seca, tirante y deshidratada.
Además, las personas que sufren de piel seca (xerosis) o dermatitis atópica, notan que el verano les pasa una factura más alta: aumenta su disconfort, la sequedad y el picor. Esto último es especialmente significativo en las pieles atópicas, y suele causar una gran molestia a quién lo padece.
Con todo esto, en el marco del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, PromoFarma by DocMorris, la parafarmacia online de referencia, comparte cuáles son los consejos a tener en cuenta para cuidar de la salud de nuestra piel de forma óptima.
Consejos para el cuidado de la piel post-verano
Mar Santamaria lo tiene claro, “siempre decimos que el primer paso es la prevención: intentar evitar cambios bruscos de temperatura, baños prolongados, uso de jabones u cosméticos potencialmente irritantes o una exposición solar excesiva y/o sin protecciones adecuadas”.
No obstante, a pesar de tomar estas medidas, la piel se resiente en mayor o menor medida. Así que, veamos algunos consejos para mitigar los efectos veraniegos indeseados sobre la piel:
- Evita los limpiadores con alta capacidad detergente, porque retiran el manto lipídico natural y protector de la piel. Es mejor optar por limpiadores de tipo syndet (sintético o “sin jabón”), y por las texturas oleosas y nutritivas (con aceites vegetales o glicerina, por ejemplo). Las duchas y baños, mejor breves, y a una temperatura templada. Prescinde de la esponja de baño y no frotes fuerte con la toalla para secar la piel.
- A diario, aplica hidratación y emoliencia sobre la piel: utiliza productos con ingredientes humectantes (como la glicerina), lípidos reconstituyentes (aceites vegetales, mantecas, ceramidas) y/o agentes calmantes, como el bisabolol. Las texturas, mejor en bálsamo o crema. Insiste en zonas como los codos y rodillas. Los cosméticos con urea son ideales en pieles engrosadas y muy secas, también para zonas ásperas, como los talones.
- En caso de dermatitis atópica, intenta controlar el rascado (mediante una buena hidratación y emoliencia y, si es necesario, el seguimiento de un tratamiento con medicamento que te haya prescrito tu médico). Esto es importante para evitar las lesiones y sobreinfección por rascado. Aplica una fina bruma de agua termal sobre la zona con prurito, tantas veces al día como sea necesario, porque también aporta calma.
- Aunque ya estemos en septiembre, no te olvides de la fotoprotección. Y, como aún es época de baños en piscinas y en la playa, ten en cuenta este consejo: tras salir del agua, aclárate con agua dulce (realiza una ducha rápida, por ejemplo) para evitar que los restos de cloro y/o sal permanezcan sobre la piel. Justo después, lo ideal es hidratar la piel enseguida.
- Prioriza seguir una dieta equilibrada, en la que no falten fuentes de vitaminas y minerales (hortalizas, frutas coloridas, semillas...), grasas saludables (aceite de oliva virgen extra, frutos secos crudos) y proteínas de alto valor biológico (que son las precursoras de las proteínas de nuestra piel). Nos puede ayudar la nutricosmética, que es una fuente concentrada de nutrientes y micronutrientes para la piel. Evita tóxicos e irritantes como alcohol y tabaco.
Con todo esto, entendemos que la dermatitis atópica es una enfermedad crónica que, aunque no tiene cura, puede ser manejada de manera efectiva con tratamientos adecuados que mejoren las lesiones cutáneas y controlen los síntomas, especialmente el picor. Teniendo en cuenta que los meses de verano pueden agravar estos síntomas debido a factores como la exposición al sol y el agua salada o clorada, cobra especial importancia el hecho de seguir una rutina de cuidado de la piel adecuada y emprender hábitos saludables que reduzcan los efectos negativos.