El plan estratégico es una herramienta de la que debe disponer cualquier farmacia que quiera adquirir una identidad empresarial, modernizar su gestión y trabajar de forma ordenada, efectiva y eficaz.
Esto es debido a que, cuando las acciones que realizamos forman parte de un plan de acción para alcanzar un objetivo, obtendremos resultados concretos y esperados. No es lo mismo ejercer la actividad profesional sin una pauta concreta, que delimitar las acciones para encaminarlas a un mismo objetivo; la segunda opción permitirá una optimización de los recursos, una organización continuada en la Farmacia y sobre todo una mayor rentabilidad.
¿Por que la farmacia debe trabajar con un objetivo?: Porque va a permitir dos cosas fundamentales:
Construir una hoja de ruta.
Alinear al equipo para conseguir un fin común.
¿Qué objetivos debe perseguir la Farmacia al realizar su Plan Estratégico?
Diferenciarse de la competencia encontrando un valor propio (Marca, servicios, animaciones, etc.).
Captar un nicho de mercado concreto visto en el estudio socioeconómico y en las encuestas a clientes; ofreciendo un servicio personalizado y adaptado a este nicho concreto.
Desarrollar las categorías y los servicios necesarios para captar nuevos clientes y fidelizar a los actuales.
Mejorar la gestión interna y optimizar los gastos y los recursos de los que disponemos.
Incrementar la rentabilidad general de nuestra farmacia a la vez que ofrecemos una atención y servicios sanitarios de calidad y lo más profesional posible.
La manera de alcanzar los objetivos es establecer una estrategia concreta, con una planificación de acciones determinadas y orientadas.
Por ejemplo, si nuestro objetivo es aumentar las ventas en la categoría de dermocosmética, establecemos una estrategia de posicionamiento por servicios y productos de calidad en dermo, y para ello, elaboraremos un esquema de acciones que deberá contemplar los acuerdos con laboratorios estratégicos, la puesta en marcha de un servicio de análisis de piel y/o maquillaje y planificación de campañas concretas de dermocosmética.
¿Cómo generamos el Plan Estratégico?
El plan estratégico de nuestra farmacia no es un documento estático, sino que lo actualizaremos periódicamente en base a los cambios en el equipo y las actividades diarias, y deberá constar de estrategias para cada una de las partes del proceso de trabajo. Para establecerlo, deberemos seguir los siguientes pasos:
Análisis previo del negocio. Para planificar estrategias de forma adaptada a la farmacia, buscando su máximo rendimiento, se debe realizar una evaluación interna y externa, que nos servirá como base de todas las estrategias y acciones.
Dentro de nuestro negocio debemos saber qué categorías de productos nos interesa ofrecer, a qué paciente nos dirigimos, qué servicios ofertamos y cómo nos diferenciamos.
En cuanto al entorno, conocer el mercado en el que la farmacia desarrolla su actividad resulta un factor elemental para quienes buscan destacar, y es que, aunque el modelo de negocio para todos es el mismo, si somos capaces de detectar áreas de oportunidad y sabemos gestionarlas, estaremos creando un claro elemento diferenciador en el entorno.
Un tercer punto, también imprescindible, es conocer a nuestro paciente, qué es lo que necesita y qué espera de nosotros. Para lograr una aproximación real comenzaremos con un análisis de geomarketing, por el cual obtendremos información relativa a las características sociales e intereses de la población de nuestro alrededor. Toda esta información la completaremos con el análisis interno de nuestra actividad y el comportamiento de nuestro paciente (histórico de compras, ticket medio, frecuencia de visita, servicios más demandados, etc.).
Objetivos que alcanzar y recursos con los que contamos para nuestra estrategia. En este punto será recomendable realizar un Análisis DAFO de nuestra farmacia (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades).
Diseño de acciones y tácticas a seguir, estableciendo para la implementación de cada acción un plazo de tiempo determinado, además de resaltar las personas encargadas de las mismas.
Control y revisión periódica. Incluiremos los medios, herramientas y tiempos para la observación del progreso de estas tareas, permitiendo su corrección en el caso de que sea necesario.
Conclusiones. Revisión final sobre el Plan, las acciones y la consecución de los objetivos en los plazos fijados. De este análisis dependerá el diseño de planes estratégicos futuros.
Control del plan estratégico
Es importante adquirir el hábito de revisar los resultados de nuestro plan estratégico anualmente para, si fuera necesario, reprogramar los objetivos, las estrategias y el plan de acción en función de los resultados obtenidos.
Para hacer una medición adecuada y con resultados aprovechables, es imprescindible establecer unos KPI’s concretos que nos permitan realizar seguimientos.
Los KPI’s deben estar orientados a proporcionar información que nos ayude a tomar decisiones acertadas y concretas para poder lograr una administración adecuada del negocio. Algunos de los más utilizados son:
Cliente: Tráfico, (número de personas que entran al día y su evolución)
Personal de Trabajo: Tiempo de dispensación, (la media es de 4,5 minutos).
Productos: El índice de rotación (la media es superior a 14)
Ventas: El número de unidades vendidas por cada operación (la media es de 1,9)
Igualmente, la farmacia debe tener en cuenta que los Indicadores deben ser:
Entendibles, para demostrar el resultado de las acciones realizadas.
Se derivan de un control y seguimiento para tomar decisiones para no desviarnos del objetivo.
Ayudan a comprender y continuar aplicando los buenos resultados y mejorar aquellos que no lo son.
Es importante que todas las estrategias y sus acciones se vayan controlando y midiendo, para conocer su impacto y, por si surgiera algún problema, poder poner en marcha medidas de contingencia o correctoras que nos permitan alcanzar el elemento diferenciador por el que se posicionará nuestra farmacia.