En los meses más fríos del año aumenta la incidencia del resfriado común o la aparición de síntomas relacionados, como pueden ser la congestión nasal y la tos. Además y en el contexto actual, el uso prolongado de las mascarillas, un complemento que ya forma parte de nuestros hábitos diarios y que es fundamental para reducir contagios de COVID-19, está generando problemas secundarios en nuestra forma de respirar aumentando el riesgo de contraer infecciones y la aparición de posibles molestias en las vías respiratorias.
Al utilizar la mascarilla es muy común que se pierda la sensación de respirar a pleno pulmón. Por ello, es muy importante evitar la sequedad nasal, una de las afecciones más comunes en esta épocadel añoprovocada por los cambios bruscosde temperatura y la baja humedad en el ambientepor la calefacción y los ambientes cerrados,oa causa de una infección respiratoria como elresfriado,larinitis o algunas alergias.
Eluso de la mascarillaestá provocandotambién que cadavez sean más las personas que respiran por la boca con el fin de evitar la sensación de falta de aire. Al hacerse de forma continua, aumenta la sequedad bucal y laprobabilidad de sentirirritación de garganta. Además, si no realizamos un uso adecuado de las mascarillas respetando su tiempo de duración, se puede incrementar el riesgo de contraer alergias o infecciones, ya que la mascarilla deja de realizarun adecuadofiltrado de partículasuna vez se supera su periodo de vida útil.
Para evitar agravar los problemas del uso de la mascarilla, Aquilea, marca especializada en productos naturales de Uriach, nos aconseja seguir las siguientes recomendaciones: en primer lugar,cambiarlas cada 4 horas, ya que pasado este tiempo pierden su capacidad de filtrado y,en segundo lugar, mantener la nariz hidratada y limpia para evitar respirar por labocapudiendo evitar la sequedad o irritación de garganta, y eludir efectos secundarios como la tos.