La firma castellonense Dermo-Suavina, presidida por Vicente Calduch, farmacéutico y CEO de los Laboratorios Calduch, continua su expansión internacional. En esta ocasión ha desembarcado en Corea del Sur, donde está disponible en puntos de venta de cosmética nicho.
Dermo-Suavina ha sido muy bien recibida por el exigente público surcoreano gracias a su fórmula centenaria, cuyos beneficios para la piel y sus ingredientes naturales de alta calidad siguen contando con la eficacia y los estándares de calidad cosméticos más altos desde 1880.
Todo el equipo de Dermo-Suavina está emocionado por hacer llegar la firma más antigua de la farmacia española a los hogares coreanos y de poder ofrecer una experiencia de cuidado personal centenaria única y efectiva en el mercado asiático, dando un paso más en uno de los mercados cosméticos más rigurosos del mundo.
Además, Vicente Calduch se muestra feliz con el desembarco en el país asiático, “estamos encantados de dar un paso más en el exigente mercado asiático con la marca insignia de Laboratorios Calduch, Dermo-Suavina, que nació en Castellón hace 140 años. Actualmente, estamos afrontando un reto de expansión internacional que nos ha llevado ya a 18 países y, sin duda, es un desafío en el que estamos trabajando a fondo. Los laboratorios españoles son cada vez más reconocidos y valorados internacionalmente por su excelente calidad, diseño, innovación y competitividad. Como equipo, luchamos cada día por seguir ganando peso y notoriedad, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Este esfuerzo lo avalamos con fórmulas únicas, tanto las más actuales como las centenarias, que siguen triunfando año tras año. Soñamos con ver nuestras fórmulas en todo el planeta y trabajamos incansablemente para hacerlo posible. Ahora estamos inmensamente agradecidos por la calurosa acogida en Asia, que esperamos que siga en expansión”.
Historia de cinco generaciones
La historia de esta marca legendaria e icónica de la farmacia española comenzó en 1880, a orillas del Mediterráneo, cuando Vicente Calduch Solsona abrió su farmacia en Villarreal (Castellón) y comenzó a elaborar fórmulas magistrales. Por aquella época, Villarreal era una población rodeada de extensos campos de naranjos y dedicada fundamentalmente a la agricultura.
El frío y las duras condiciones de trabajo provocaban una extrema sequedad en los labios y la nariz de los recolectores de la fruta. Grietas y pequeñas heridas que afectaban y hacían dolorosas muchas acciones cotidianas como beber, comer, sonreír o besar.
El joven farmacéutico Calduch, preocupado por este mal que tanto afectaba a sus paisanos, se dedicó a investigar en búsqueda de un remedio. Al fin, en la rebotica de su farmacia, consiguió crear una eficaz pomada que se popularizó rápidamente en la comarca. Los vecinos de todas las localidades cercanas acudían a comprarla y comenzaron a llamarla “Ungüent de Vila-real”. En 1916, tras años de gran acogida, pasó a llamarse Dermo-Suavina.
El envase de Dermo-Suavina ha evolucionado durante los 140 años que lleva conviviendo entre nosotros. Esta imagen icónica ha trascendido desde el pequeño ámbito local, que le dio su origen, hasta ser reconocido en el resto de España y, actualmente, en más de 18 mercados internacionales.