LETI Pharma ha lanzado la campaña ‘Invisibles. Ayúdanos a darle voz a la rosácea’ con el objetivo de concienciar a la población sobre el impacto emocional y psicológico de la enfermedad en los pacientes que la padecen. El 77% de las personas que la sufren tienen efectos emocionales, el 67% considera que repercute en su esfera social, el 63% que tiene impacto en su ámbito laboral y el 53% que influye en sus relaciones personales y sentimentales.
La rosácea es una dermatosis inflamatoria crónica común que puede llegar a afectar entre 1-22%, según la población.. Según la Dra. Barrutia, “afecta más frecuentemente a mujeres (3:1), pero suele ser más grave en hombres, y afecta típicamente a personas con fototipos claros de piel (I y II de Fitzpatrick)”. Las personas que la padecen presentan un enrojecimiento facial, que en ocasiones puede extenderse a cuello y escote, que puede cursar en brotes o episodios de ‘flushing’ o que puede ser permanente en forma de cuperosis o con síntomas como ardor, escozor, prurito, dolor u hormigueo.
Bajo el hashtag #lacarainvisibledelarosacea, la compañía pretende darle voz al impacto invisible de la enfermedad en quienes la padecen. Aunque hay estudios limitados al respecto, la Dra. Anne Barrutia ha indicado que “el eritema facial y las imperfecciones asociadas con la rosácea pueden afectar negativamente a la salud emocional de los pacientes produciendo vergüenza, baja autoestima, estigmatización, ansiedad y depresión”. Según la experta, “este impacto emocional es, en muchas ocasiones, infravalorado aunque hay que tener en cuenta que puede llegar a afectar a la esfera social, laboral y sentimental del paciente”.
Algunos de los pacientes tienen fobia social y una baja autoestima, según los expertos. En este sentido, la Dra. Barrutia ha asegurado que “las personas estigmatizadas están más afectadas por la reacción de otros a su enfermedad que por la enfermedad en sí misma y a menudo perciben que son objeto de burlas y comentarios desagradables, lo que les lleva a evitar situaciones sociales”, por lo que recomienda “apoyo psicológico como terapia adicional al tratamiento médico”.
Factores desencadenantes
La rosácea presenta una predisposición genética y en las personas que la padecen existe una hiperreactividad vascular y de los nervios sensoriales y una respuesta inmune anormal ante la presencia del parásito Demodex folliculorum, lo cual desencadena los síntomas. Sin embargo, según la Dra. , “cada individuo es sensible a sus propios desencadenantes, pero es típico que ese enrojecimiento aparezca y empeore con la exposición solar, polución urbana y cambios bruscos de temperatura; con alimentos especiados, cafeína, bebidas calientes y bebidas alcohólicas; ante situaciones emocionales o estresantes y con los cambios hormonales, como por ejemplo con la menopausia”.
El tratamiento de la rosácea dependerá de la presentación clínica y gravedad de la misma. Según la dermatóloga, “para mejorar la cuperosis y prevenir la inflamación, todos los pacientes deben limpiar la piel por la mañana y por la noche con espumas suaves o agua micelar. Las hidratantes indicadas para estos pacientes son de textura ligera, no comedogénicas y pueden incorporar color para matizar la rojez y las imperfecciones”. En esta línea, la Dra. X ha afirmado que “con una buena rutina de cuidados, uso de cosméticos indicados y el tratamiento médico asociado se puede lograr controlar la enfermedad y reducir el número de brotes”.