LETI Pharma, compañía experta en el cuidado de la piel de toda la familia, ha lanzado una campaña para ayudar a la población a diferenciar entre alergia y resfriado y a escoger el tratamiento más adecuado para tratarla. El objetivo final de la campaña es aumentar la derivación al alergólogo ante la aparición de un posible síntoma de alergia y que el paciente sea consciente de la importancia de seguir el tratamiento indicado.
A través de un juego rápido relacionado con los síntomas de la alergia, la compañía invita a los pacientes a descubrir más aspectos vinculados con esta patología en la página curatualergia.com. Además, se harán llegar folletos informativos a médicos especialistas, farmacias y centros de atención primaria.
El responsable de la Unidad de Aerobiología y médico adjunto del Hospital Virgen del Valle de Toledo, Ángel Moral de Gregorio, ha destacado que campañas como ésta “contribuyen a un mejor cumplimiento de los tratamientos propuestos por los alergólogos a sus pacientes” y a “una evolución más benigna de su enfermedad”.
Moral ha señalado la importancia de que los pacientes sepan diferenciar los síntomas de la alergia y del resfriado. En este sentido, ha comentado que en el caso de una alergia al polen “los síntomas son el picor de ojos y de nariz, el lagrimeo, los estornudos y mucosidad líquida transparente”, con una duración de los mismos “prolongada y de intensidad variable, coincidiendo la reducción de los síntomas con los días de lluvia y la utilización de antihistaminicos”. En el caso del resfriado común, “aunque presenta síntomas muy parecidos a la alergia por pólenes, se suelen acompañar de fiebre o dolor de garganta, y además la mucosidad nasal es amarillenta o verdosa”. “Es un proceso de duración corta que no suele prolongarse más de una semana”, ha añadido.
El alergólogo se ha referido a la llegada de la primavera y ha comentado que este año las previsiones indican que los niveles de pólenes en general, de árboles como el plátano de sombra o el olivo, “no serán muy elevados” a causa de las bajas temperaturas registradas en enero, que “retrasaron la polinización”. No obstante, Moral ha aclarado que sí que se prevén niveles altos de polen en el caso de las gramíneas, muy presentes en Extremadura, Madrid, Castilla La Mancha y Castilla y León.
En España, cerca de un 33% de la población -16 millones de personas- padece enfermedades alérgicas, un 13% más que en el año 2000. Entre los alérgicos, un 60% lo son al polen. Además, según el experto en alergias, “cada vez es más frecuente que los alérgicos lo sean a varios pólenes a la vez, presentando síntomas en diferentes épocas del año, no sólo en primavera”.
Según Moral, España es, junto con Italia y Grecia, uno de los más países más polínicos del mundo “debido a la existencia de más especies alergénicas en el área mediterránea que en otras zonas del mundo”.
Menos síntomas por el uso de la mascarilla
El especialista en alergias ha señalado que esta primavera las personas alérgicas también sufrirán menos síntomas “por el uso habitual de la mascarilla en el exterior”. Ángel Moral ha asegurado que llevar mascarilla provoca “una reducción de los síntomas de rinitis y asma por el efecto de pantalla sobre la nariz y la boca, impidiendo el acceso de los polénes”, lo que conlleva “una reducción en el consumo de medicación y en la asistencia a servicios de urgencias por parte de los polínicos”. En este sentido, Moral ha destacado que su uso por parte de los alérgicos “será más habitual en los próximos años”.
En cuanto al tipo de mascarilla más adecuada para las personas con alergia, Moral ha afirmado que “todas son capaces de atrapar los pólenes”, pero ha añadido que las de protección FFP “son más eficaces porque permiten un mejor sellado, al impedir la entrada de los pólenes por los bordes”.
Cambio climático
El responsable de la Unidad de Aerobiología y médico adjunto del Hospital Virgen del Valle de Toledo también se ha referido a las consecuencias del cambio climático en las alergias. Moral ha explicado que las alergias a pólenes en la ciudad y zonas cercanas a autopistas son más frecuentes que en zonas rurales a causa de las “partículas emitidas durante la combustión de los motores diésel y las calefacciones, que crean un ambiente hostil para las plantas”. “Al no poder moverse, las plantas se defienden de la contaminación modificando su fisiología, produciendo nuevas proteínas denominadas de estrés que se localizan en el interior de los pólenes, haciéndolos más agresivos”, ha añadido.
Además, el aumento de la temperatura en el planeta ha ocasionado “un adelanto del inicio de la floración y un retraso en la finalización”, lo que ha dado lugar también a “un aumento del periodo de exposición a los pólenes”.