La psoriasis es una patología inflamatoria crónica y persistente de la piel y que evoluciona con recaídas y remisiones de duración variable. Se caracteriza por presentar lesiones o placas rojizas bien delimitadas cubiertas de escamas blanco-nacaradas que se desprenden de la superficie de la piel. La renovación de las células de la epidermis tiene lugar de una forma más rápida de lo normal acumulándose y formando las escamas.
Consejo farmacéutico por Esther Ganado, farmacéutica adjunta en Bizkaya, en el artículo "Psoriasis: Consejo farmacéutico" de Farmaventas 167
Es la enfermedad más común de las enfermedades cutáneas crónicas y con una incidencia del 2% en la población mundial. Afecta a ambos sexos por igual y, aunque puede aparecer a cualquier edad, se manifiesta mayoritariamente en personas de entre 15-35 años.
Aunque no es una enfermedad grave, afecta de forma importante a la calidad de vida del paciente. Es muy visible y en muchas ocasiones puede resultar llamativo para el resto y esto hace que la persona que lo padece sufre por lo que piensen los demás y por su incomodidad. En algunos pacientes sólo tiene relevancia estética, pero en otros, en cambio, puede ser de mayor seriedad y precisar tratamiento farmacológico específico. La piel afectada también va a necesitar de unos cuidados higiénicos y cosméticos especiales.
La psoriasis se asocia a un aumento de riesgo de padecer aterosclerosis y enfermedad cardiovascular, sobre todo en pacientes jóvenes con dicha patología y que presenten la forma más grave de la enfermedad. También parece relacionarse con la aparición de enfermedades metabólicas como diabetes mellitus y síndrome metabólico.
No se conoce con exactitud la causa de esta afección pero se cree que el sistema inmunitario juega un papel importante en el desarrollo de la misma.
A pesar de no ser una enfermedad hereditaria, cuenta con una predisposición genética; las personas que la sufren suele tener antecedentes familiares.
Los factores desencadenantes son muy variados y se deben evitar siempre que sean posibles.. Entre estos factores están:
Traumatismos (quemaduras, cortaduras,.).
Infecciones víricas o bacterianas.
Ciertos fármacos (litio, antiinflamatorios no esteroideos, antipalúdicos, betabloqueantes,..).
Alcohol y tabaco.
Estrés o ansiedad.
Cambios climáticos que afectan a la piel.
Factores metabólicos (alcoholismo, diálisis, hipocalcemias,..).
Puede aparecer en cualquier lugar del cuerpo, pero las zonas más comunes son:
Extremidades y tronco: rodillas, codos y zona sacro-lumbar. Se presenta en placas gruesas blancas y con escamas que producen picor.
Cuero cabelludo: frente, nuca, línea del pelo, detrás y alrededor de las orejas.Aparece en placas grandes y gruesas.
Palmoplantar: sobretodo en las palmas de las manos y pies, aunque también puede darse en el dorso. Afecta a las uñas.
Facial: más frecuente en niños. Se forman placas rojas con escamas secas o grasas en las cejas, frente y ala de la nariz.
Ungueal: uñas de las manos y pies La uña se engrosa llegando a veces a despegarse del dedo.
Membranas mucosas: de los genitales y oral.
El diagnóstico se puede realizar observando la piel, pero en ciertas ocasiones requiere de un diagnóstico médico especializado ya que puede confundirse con otras patologías como el lupus, eccemas o dermatitis seborreica.
Los síntomas son distintos en cada persona, siendo los más frecuentes:
Placas rojas escamosas en la piel.
Piel agrietada y seca.
Picazón, escozor.
Dolor e inflamación en las articulaciones.
Uñas engrosadas.
Caspa en el cuero cabelludo.
Formas clínicas
Los principales tipos de psoriasis son:
Psoriasis en placas o vulgar: es la más frecuente.
Se caracteriza por la presencia de placas rojizas cubiertas por escamas blancas de diversos tamaños que suelen aparecer de forma simétrica por el cuerpo.
Se localizan principalmente en codos, rodillas, cuero cabelludo, zona sacra y en ocasiones en los genitales. Estas placas pueden permanecer meses o años en la misma zona.
Psoriasis en gota o guttata: es poco frecuente y aparece en mayor medida en la infancia y adolescencia.
Se presenta en forma de pequeñas placas a modo de gotas que se localizan sobre todo en el tronco, aunque también pueden manifestarse en las extremidades y cuero cabelludo. Está relacionada con la infección estreptocócica, desapareciendo al cabo de 2-3 meses.
Psoriasis eritrodérmica: es la menos frecuente pero la más grave.
Afecta a zonas amplias del cuerpo provocando dolor y prurito intenso. Causa placas engrosadas rojas y escamosas.
Psoriasis ungueal: pueden verse afectadas tanto las uñas de los pies como de las manos. Éstas se engrosan, cambian de color, se deforman e incluso a veces, hay pérdida de la uña.
Psoriasis inversa: en axilas, ingles, alrededor de los genitales y debajo de los pechos. Parece mantener cierta relación con las infecciones micóticas. Se manifiesta con manchas rojas e inflamadas que empeoran con el sudor y la fricción.
Psoriasis pustulosa: puede manifestarse en zonas más extensas (generalizada) o en zonas más pequeñas como los pies, manos y yemas de los dedos. Aparecen ampollas amarillas con pus (pústula) rodeadas de piel roja e irritada que aparecen y desaparecen de forma cíclica. La forma generalizada puede generar en el paciente malestar, pérdida del apetito, fiebre, naúseas, dolor de cabeza, dolor de las articulaciones y/o diarrea.
Artritis psoriásica: produce inflamación y dolor en las articulaciones. Puede ser leve o grave afectando a varias articulaciones a la vez pudiendo llegar a producir daños irreversibles.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es mejorar los síntomas y disminuir la gravedad y la extensión de las lesiones.
A día de hoy la psoriasis no tiene cura, pero puede controlarse con los diversos y nuevos tratamientos de los que se dispone actualmente y que cada vez son más seguros y eficaces. Si bien su efectividad es aceptable, la respuesta a ellos varía de una persona a otra.
Este tratamiento se decidirá en función de la localización, extensión y características de cada paciente.
Hay 3 opciones de tratamiento:
Tópico.
Fototerapia.
Sistémico.
Todas estas terapias pueden utilizarse solas o asociadas entre sí para aumentar la eficacia del tratamiento. Normalmente el tratamiento se inicia con los fármacos que producen menos efectos adversos y si éstos fracasasen se utilizarían más agresivos.
Terapia tópica
Lociones, cremas, ungüentos y champús que se aplican directamente sobre la piel o el cuero cabelludo y son eficaces para tratar los casos leves a moderados. Se considera de primera elección antes de recurrir a otros tratamientos. Escoger una presentación u otra dependerá del tipo de lesión y su localización.
Los más utilizados son:
Corticosteroides tópicos: reducen la inflamación y alivian el picor con resultados rápidos y potentes. No se deben usar por tiempo prolongado ya que podrían ocasionar adelgazamiento de la piel.
Análogos de la vitamina D: calcipotriol y tacalcitol. Ambos presentan un buen perfil de seguridad y suelen usarse asociados a un corticoide tópico al comienzo del tratamiento puesto que es más eficaz. Estos fármacos ralentizan el crecimiento de las células cutáneas.
Derivados aromáticos de la vitamina A (retinoides): confieren buenos resultados cuando se combinan a corticoides tópicos y fototerapia. Pueden producir irritación cutánea. Tazaroteno es el más utilizado.
Fármacos queratolíticos: Como el ácido salicílico. Ayudan a eliminar la descamación, favorecen la renovación de la piel y permiten la absorción de otros tratamientos tópicos.
Alquitrán de hulla: alivia la inflamación, el prurito y reduce la formación de escamas. Puede irritar la piel, además de tener un olor desagradable y manchar la ropa.
Fototerapia o fotoquimioterapia (PUVA)
Permite el control de la enfermedad con muy pocos riesgos. Se utiliza para tratar la psoriasis que afecta a más del 40% de la superficie corporal y que no ha respondido al tratamiento tópico. Se basa en aplicar luz ultravioleta natural o artificial sobre la piel. Los rayos utilizados serán UVB de banda estrecha y ancha.
La fotoquimioterapia consiste en una combinación de dos tratamientos de forma que se expone la piel a la radiación UVA dos horas después de la administración tópica u oral de un psoraleno, que es fotosensibilizante.
Terapia sistémica
Es la administrada por vía oral o inyectable. Actúa en todo el cuerpo en general y no en una zona localizada; de ahí que se le llame sistémica. Está indicada en los casos de psoriasis moderada a grave y en artritis psoriásica.
Los más utilizados son:
Inmunosupresores: ciclosporina.
Inhiben o reducen la respuesta inmunitaria defectuosa.
Retinoides orales: acitretina
Hacen que el crecimiento celular sea el normal. Reducen la inflamación, el grosor de las placas y la descamación.
Metotrexato: reduce la inflamación y la producción de células de la piel.
Biológicos: se basan en anticuerpos que actúan sobre el sistema inmunológico y se administran mediante inyecciones. Destacan: adalimumab, apremilast, brodalumab, certolizumab pegol, etacercept, infliximab, ixekizumab, golimumab, secukinumab, ustekinumab,etc.
Consejos que pueden ayudar en el control de la enfermedad
Evitar productos agresivos que puedan lesionar la piel.
Mantener una correcta higiene de las uñas como tenerlas bien cortadas para prevenir rascados que puedan dan lugar a infecciones en la piel.
Usar baños de avena ya que disminuyen el picor y la sequedad.
No aplicar perfumes ni colonias directamente sobre la piel.
Tener en cuenta que ciertos medicamentos que pueden empeorar la situación como pueden ser los antiinflamatorios, fármacos con yodo en su composición, antihipertensivos, fármacos para el paludismo. No suspender de forma brusca los corticoides.
Evitar siempre que sea posible el uso de lana y fibras sintéticas ya que pueden ocasionar picor y agravar la situación.
Evitar los factores desencadenantes como el alcohol, tabaco, estrés, infecciones, obesidad.
Además, cuando aparecen los brotes, el picor y la descamación son síntomas incómodos que hacen que el día a día sea difícil de llevar. Se pueden dar algunos consejos que ayudan a aliviar esta sintomatología:
Bañarse con agua templada y no frotar la piel dañada. Posteriormente, aplicarse una crema hidratante o el tratamiento prescrito por el médico.
Poner frío sobre la zona afectada calmará los síntomas..
Mantener la piel hidratada para reducir la sequedad, aliviar el picor y favorecer la eliminación de las escamas. Se recomienda el uso de lociones y/o leches hidratantes emolientes.
Desde la farmacia comunitaria
La y el farmacéutico tiene un papel fundamental en dar consejo, informar a los pacientes sobre su enfermedad y derivarlos a su centro de salud cuando lo consideren necesario. Su actuación resulta clave para garantizar la calidad, eficacia y seguridad de los medicamentos.
Podrá resolver cualquier duda en el cuidado y la salud de la piel de las personas con psoriasis para que puedan sobrellevarla lo mejor posible.
Se recomendará el uso de productos específicos para tratar dicha afección. La utilización de los productos adecuados mejorará la eficacia del tratamiento y además la piel tendrá mejor aspecto porque estará más hidratada y elástica, se prevendrán brotes y mejorará la calidad de vida del paciente.
Se pueden aportar otras medidas higiénico-sanitarias como las siguientes:
Aplicar los tratamientos después del baño o la ducha para que el fármaco penetre mejor en la piel.
No suspender nunca el tratamiento farmacológico porque podría desencadenar un brote.
Conocer la aplicación correcta de los tratamientos para garantizar un buen resultado del mismo
Seguir la pauta prescrita por el médico.
Aplicar el tratamiento tópico sólo en la zona afectada.
Tomar el sol ayuda a minimizar los síntomas de la psoriasis, siempre y cuando se haga de forma adecuada y utilizando un fotoprotector solar 50+ para evitar quemaduras solares.
Llevar una alimentación saludable y equilibrada.