Las principales problemáticas a las que se enfrentan los pacientes son el tiempo que se tarda en alcanzar un diagnóstico, que suele ser superior a los dos años, así como el tiempo en recibir un tratamiento adecuado, que se estima en algo más de un año y medio. En términos económicos, los costes directos e indirectos del dolor en Europa, que afecta a una gran parte de la población, según varios expertos.
Una intervención adecuada podría verse superada fácilmente por la reducción del gasto derivado de esta patología”, sostiene Julián Alcaraz Martínez, presidente de la Sociedad Murciana de Calidad Asistencial (SOMUCA) y moderador de la sesión técnica ‘Cómo generar valor en el abordaje del dolor crónico: de la medición a las decisiones’, que ha contado con la colaboración de Grünenthal en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA). En esta mesa también han participado como ponentes Miguel Ángel Casado, director de Pharmaeconomics & Outcomes Research Iberia (PORIB) y Co-Director del Máster en Evaluación Sanitaria y Acceso al Mercado de la Universidad Carlos III de Madrid, Antoni Gilabert, director de Innovación y Partenariado del Consorci de Salut i Social de Catalunya, y José Joaquín Mira, Catedrático de Psicología Social de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Por su parte, los profesionales tienen que enfrentarse a un problema de manejo multidisciplinar que requiere organización y coordinación. “Desde 2019, la clasificación de enfermedades CIE-11 define perfectamente esta entidad y los grupos que incluye. Esto no implica que todos entendamos igual el concepto de dolor crónico ni seamos conscientes de sus implicaciones” mantiene el presidente de SOMUCA, quien añade: “No es una patología que dependa solo de una especialidad ni en su diagnóstico ni en su manejo y eso suele complicar las cosas”.
La medición de parámetros, esencial para la efectividad en el dolor
El abordaje del tratamiento del dolor ha formado parte de la gestión de la calidad asistencial desde hace mucho tiempo, por lo que, aunque “no podamos aportar soluciones terapéuticas directas, sí podemos hacerlo con herramientas que ayuden a una mejor organización y coordinación, mejorando procesos asistenciales o proponiendo indicadores que permitan su medida y contribuyan a que las personas esperen menos tiempo y sufran menos dolor crónico”, asevera Alcaraz Martínez.
La medición para garantizar la efectividad en este campo es relevante para disponer de información fiable y contrastable del dolor crónico, lo que supone no solo la medida de la intensidad puntual del dolor, sino que deben medirse algunos parámetros como tiempo sin dolor, la mejora del descanso, la afectación en la vida laboral y social, así como el cumplimiento del tratamiento, entre otros. “No son indicadores que se obtengan con una analítica o prueba complementaria, es decir, requieren un esfuerzo mayor al de otros parámetros que empleamos en sanidad”, concluye el especialista en calidad asistencial.