Las llagas bucales o aftas es un tipo de lesión muy común, tanto, que puede llegar a afectar hasta un 20% de la población según un estudio publicado por el Centro Nacional de Información Biotecnológica. Además, no hay una edad más propensa a sufrirlas, ni tampoco otra en la que ya se esté libre de riesgos. Esto es debido, en parte, a que sus causas son muy diversas, siendo incluso de origen desconocido en la mayoría de los casos.
Las aftas son úlceras de pequeño tamaño, pero tremendamente molestas y dolorosas. Aunque no suelen tener mayores complicaciones sanitarias, sí que afectan gravemente a la calidad de vida de quien las padece, llegando a dificultar acciones tan necesarias y cotidianas como el hablar o comer. Suelen aparecer tanto en la zona interior de los labios como en la parte interna de las mejillas e incluso en la lengua, de forma redondeada u ovalada, de tono generalmente blanco y, aunque se consideran heridas benignas y no contagiosas, si no se tratan de manera rápida y eficaz, pueden llegar a infectarse. La buena noticia es que son muy fáciles de reconocer y diagnosticar, permitiendo así comenzar el tratamiento rápidamente evitando que crezcan y causen una mayor molestia.
Está ampliamente extendida la creencia de que la aparición de aftas está relacionada con unas defensas bajas, así como una alimentación deficiente. Y aunque no se sabe a ciencia cierta, no se puede negar que así sea. Sobre todo, si hablamos de llagas recurrentes que aparecen en momentos de estrés (uno de los enemigos de nuestras defensas). Por ello, muchas personas ven como las épocas de exámenes, cargas excesivas de trabajo o eventos importantes suelen ir acompañadas de la aparición de estas heridas bucales. Otra causa común es la falta de algunos nutrientes como el hierro, la Vitamina B12 o el ácido fólico, así como los cambios hormonales o la hipersensibilidad a algunos alimentos como las fresas o el chocolate, entre los más comunes. Los aparatos dentales (ortodoncias) o las dentaduras postizas, debido al roce que producen continuamente pueden, en ciertos casos, ser culpables de forma clara.