Como consecuencia de esta inflamación, los pacientes pueden experimentar dolor, parálisis o debilidad muscular, problemas sensoriales (hormigueos, ardor, entumecimiento,…), disfunciones en el aparato digestivo y/o urinario, etc. No obstante, los distintos síntomas y su localización dependen de la zona de la médula espinal que se haya visto afectada, así como del grado de afectación.
La incidencia de esta enfermedad es relativamente baja, ya que cada año se detectan entre 1 y 8 casos por cada millón de personas. Eso significa que en España se producen entre 50 y 350 casos cada año. Además, es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, aunque suele darse con mayor frecuencia en pacientes de entre 10 y 19 años, y entre los 30 y 39 años.
Las razones por las que se produce este trastorno son muy diversas: Puede deberse a algún tipo de infección viral, bacteriana o fúngica que afecte a la médula espinal, (en ocasiones no es la infección la que provoca el daño directamente, sino la respuesta del sistema inmune y en este caso sería una mielitis parainfecciosa), a ciertas enfermedades que afecten al sistema inmunitario (como lupus o el síndrome de Sjögren), a enfermedades que produzcan trastornos de la mielina (como la esclerosis múltiple o la neuromielitis óptica),etc.
A lo largo de los últimos años se han descrito casos, que de forma muy ocasional, han asociado temporalmente la vacunación y la aparición de una mielitis transversa, pero esta asociación temporal no demuestra causalidad. Son muy pocos los casos descritos en todo el mundo y asociados a vacunas muy diferentes.
La mielitis transversa es un trastorno grave y con un pronóstico variable: Aproximadamente un tercio de los pacientes recobran la función neurológica completa o casi completamente; otro tercio desarrollará una discapacidad moderada y; en el otro tercio de los pacientes, la mielitis transversa producirá graves secuelas, entre las que se incluyen alteraciones en la marcha, problemas urinarios y/o intestinales o espasticidad.
El pronóstico de cada paciente depende básicamente del tipo de secuelas que deje esta inflamación, una vez que haya sido tratada. Y lógicamente, el tratamiento farmacológico de la mielitis transversa dependerá, en gran medida, de la causa que la haya provocado. En todo caso, es muy importante comenzar desde los primeros días un tratamiento rehabilitador integral y multidisciplinar (físico, psicológico y social).