Es imposible comenzar cualquier artículo sin hacer referencia a la mayor crisis sanitaria mundial que estamos padeciendo. El coronavirus ha azotado con fuerza nuestro sistema sanitario y a todos y cada uno de los españoles poniendo sobre la mesa la importancia de la salud y los mecanismos que tenemos cada uno de nosotros a nuestro lado para preservar nuestro bien más valioso: la salud. La vida saludable y todo lo que ella conlleva en cuanto a alimentación, práctica de deporte y estilo de vida han escalado posiciones entre nuestros intereses.
Las ventas de productos ecológicos han subido durante la pandemia y, llevándolo a nuestro terreno, las plantas medicinales y otros activos naturales (la medicina natural) han sido objeto de una mayor demanda durante el confinamiento. Las ventas de preparados farmacéuticos de plantas medicinales se han incrementado un 28% durante la etapa de confinamiento por la pandemia de COVID-19, según datos recopilados por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) a través de IQVIA. En este escenario, este hecho merece nuestra reflexión:
El estado de alarma decretado el pasado mes de marzo condujo al cierre de todos los establecimientos y comercios, excepto los de alimentación y primera necesidad. Por ello, ese creciente interés de la población por las plantas medicinales, que se ha agudizado durante esta pandemia, ha sido recibido con fuerza por las farmacias, único canal autorizado para su dispensación. El farmacéutico, en primera línea durante esta crisis, ha dado respuesta con medicina natural a todas aquellas personas que han buscado consejo para prevenir y también tratar sus problemas de salud leves. Mantener las defensas en forma, dormir bien, seguir una dieta equilibrada, etc… han sido las más frecuentes demandas de los españoles.
Recordemos que la última encuesta poblacional llevada a cabo por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) muestra que más del 70% de la población utiliza habitualmente plantas medicinales. Esta buena noticia se ve ensombrecida por la pérdida de protagonismo del canal de la farmacia frente a otros puntos de venta. Los herbolarios acaparan más de la mitad de las ventas (56%), y las grandes superficies con un 21% ya casi igualan a las farmacias y parafarmacias que reúnen el 22%.
Como hemos adelantado, durante el estado de alarma la categoría natural en la farmacia aumentó un 28%, llegando a cifras extraordinarias en algunos segmentos como inmunoestimulantes (+288%) y plantas para el estrés y el insomnio (+30%). Estas cifras han sido un bálsamo para las farmacias que han sufrido en primera persona el azote de la crisis sanitaria del Covid19.
¿Y si fuéramos capaces de mantener esta tendencia?
Es posible. Y existen ya proyectos puestos en marcha por el Consejo General en colaboración con la industria que son de gran ayuda para conseguirlo. Todos ellos pasan por un hecho fundamental: comunicar con aquellos pacientes que utilizan ya plantas medicinales, o están dispuestos a probarlas, y convencerles de que la farmacia ha de ser su lugar de referencia.
En la farmacia, el farmacéutico, como agente de salud, tiene que tomar la iniciativa e indicar una planta medicinal desde el rigor y la evidencia científica, por supuesto, pero también con un mensaje amable, positivo y realista sobre la eficacia de una planta medicinal para un determinado problema de salud. Solo el farmacéutico podrá establecer el mejor tratamiento para el paciente: una planta medicinal, otro medicamento o incluso derivar al médico si fuera necesario, siguiendo su ética deontológica y no solo el interés comercial.
Poner en valor las posibles interacciones de las plantas medicinales con otros fármacos, las contraindicaciones (en caso de que existan) o incluso sus escasos efectos secundarios para recordar a los consumidores que hay que ir a la farmacia, no parece que sea el buen camino. Sobre todo, porque en fitoterapia estos casos son minoritarios y mucho menos relevantes que para los medicamentos de síntesis. Estos mensajes perpetúan a los consumidores en otros canales (y atraen a los nuevos) donde la información que reciben es más positiva y solo centrada en los beneficios de la planta. En este contexto, se da la paradoja de llegar a creer que la medicina natural en la farmacia es “más peligrosa” y “menos natural” que en otros puntos de venta.
Tendencias BIO, otro factor en juego
El aumento de la demanda de productos BIO en Europa no deja lugar a dudas. Es una tendencia real del mercado que ha venido para quedarse y la medicina natural no puede mirar hacia otro lado.
En Francia, por ejemplo, el último barómetro de la Agencia BIO* indica que el 14% de los franceses consumen productos BIO todos los días (un 58% lo hacen para preservar su salud). Estas tendencias de consumo han transformado las explotaciones agrícolas en Europa y los últimos datos de los cultivos orgánicos en Europa nos dejan sorprendidos: España ocupa la primera posición en Europa en extensión de cultivo orgánicos (con 2.082.173 de hectáreas y 37.712 explotaciones agrícolas) y dentro de España, Andalucía es la comunidad autónoma con mayor extensión dedicada a cultivos BIO. Sin embargo, si analizamos el consumo, las cifras son esclarecedoras: España ocupa el sexto país en el ranking de consumo de productos BIO (detrás de Alemania, Francia, Italia, Suecia y Reino Unido). Y como era de imaginar, esas grandes extensiones de cultivo son dedicadas a la producción de productos BIO que van directos a la exportación.
Pero esta evolución del mercado ya no tiene marcha atrás y la medicina natural tendrá que adaptarse creciendo productos con activos naturales y, además, de procedencia BIO.
El reto: comunicar con el consumidor
En este contexto son fundamentales todas aquellas acciones dirigidas al paciente o consumidor final para hacer llegar el mensaje de la importancia de acudir a la farmacia cuando desea tratar sus problemas de salud con plantas medicinales u otros activos de origen natural.
Las plantas medicinales pueden dar respuesta a un buen número de patologías, las que con más frecuencia se consultan en la farmacia y para los que un preparado farmacéutico de fitoterapia es la indicación de primera elección.
Tenemos todas las piezas del puzle: preparados farmacéuticos que reúnen calidad, seguridad y eficacia, el profesional farmacéutico con la formación y criterio para recomendar una planta medicinal y un consumidor que desea cuidar su salud con medicina natural.
Solo nos queda hacer que las piezas encajen y ser capaces de hacer de la medicina natural una opción eficaz y segura. Si cada uno jugamos nuestro papel, capitalizaremos la medicina natural a la farmacia y seremos capaces de ofrecer una salud natural con garantías.
Artículo por Mª Luz García Toro