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Lavarse las manos con más frecuencia se ha convertido en uno de los rituales más repetidos en todo el mundo durante estos meses. No es para menos, ya que con ellas nos tocamos la cara, una costumbre que de promedio hacemos hasta 23 veces en una hora, también nos tocamos el pelo, tecleamos el ordenador, cogemos los teléfonos, tocamos objetos ajenos, picaportes de las puertas, o nos sujetamos en las barras del autobús o el metro para no caernos, entre otras muchas acciones de las que somos, en la mayoría de los casos, totalmente inconscientes.