El exceso de peso y el síndrome metabólico se asocian con las enfermedades cardiovasculares, lo que sugiere que los programas de promoción de la salud en las escuelas deberían enseñar buenos hábitos de sueño
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han comprobado que los adolescentes que duermen menos de ocho horas tienen más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad que sus pares que duermen lo suficiente. Los resultados de esta investigación se presentan en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, ESC 2022, que se celebra en Barcelona.
Además, el estudio muestra que aquellos que duermen menos también tenían más posibilidades de reunir una combinación de otras características poco saludables, incluido el exceso de grasa, tensión arterial elevada y niveles anormales de lípidos y glucosa en la sangre.
“Nuestro estudio muestra que la mayoría de los adolescentes no duermen lo suficiente y que esto está relacionado con el exceso de peso y las características que promueven el aumento de peso, lo que podría generarles problemas futuros”, explica el autor del estudio, Jesús Martínez Gómez, investigador en el Laboratorio de Imagen y Salud Cardiovascular del CNIC. "Actualmente estamos investigando si los malos hábitos de sueño están relacionados con un uso excesivo frente de dispositivos electrónicos, lo que podría explicar por qué los adolescentes de más edad duermen incluso menos que los más jóvenes".
Realizada dentro del Programa SI!, un proyecto de la Fundación SHE con apoyo de la Fundación “la Caixa”, la Universidad de Barcelona y el CNIC, la investigación ha examinado la asociación entre la duración del sueño y la salud en 1.229 adolescentes en institutos públicos de educación secundaria en España. Los participantes tenían una edad promedio de 12 años al inicio del estudio, fueron evaluados durante 4 años, e incluyó aproximadamente el mismo número de niños y niñas.
Los investigadores evaluaron las horas de sueño durante siete días con un rastreador de actividad portátil que portaba cada participante en los adolescentes a edades de 12, 14 y 16 años.
“Las conexiones entre la falta de sueño y la mala salud fueron independientes de la ingesta de energía y los niveles de actividad física, lo que indica que el sueño en sí mismo es importante”, asegura el Dr. Rodrigo Fernandez-Jiménez, líder de grupo del laboratorio de Imágenes y Salud Cardiovascular. “El exceso de peso y el síndrome metabólico -añade- se asocian en última instancia con las enfermedades cardiovasculares, lo que sugiere que los programas de promoción de la salud en las escuelas deberían enseñar buenos hábitos de sueño”.
Así, concluye, “padres y madres pueden dar un buen ejemplo definiendo una hora constante para acostarse y limitando el tiempo de uso de pantallas por la noche. También se necesitan políticas públicas para abordar este problema de salud global”.