Las patologías del tracto respiratorio superior son la principal causa de consulta tanto en atención primaria como en farmacia comunitaria. En estos casos, la farmacia comunitaria puede ser el primer contacto sanitario del paciente con el sistema de salud y mediante la indicación farmacéutica, el farmacéutico recomendará aquello más adecuado para el paciente, incluso derivar al médico en caso necesario.
La gripe y el resfriado son patologías infecciosas del tracto respiratorio superior, de carácter autolimitado en la mayoría de los casos, y son dos de las infecciones virales más comunes, sobre todo durante los meses más fríos, ya que suelen verse favorecidas por los cambios bruscos de temperatura.
Principales diferencias entre gripe y resfriado
Al tratarse de enfermedades con alta incidencia y pudiendo ser la farmacia comunitaria el primer eslabón del paciente al sistema sanitario debemos conocer cómo diferenciar estas dos patologías para poderlas abordar de una manera correcta y eficiente.
Principales diferencias etiopatogénicas entre el resfriado y la gripe
Principal agente etiológico: Rinovirus en resfriado, virus de la influenza (forma parte de los ortomixovirus) en gripe.
Periodo de incubación: 48-72 horas en resfriado, 18-36 horas en gripe.
Duración: 3-4 días en resfriado, 1 semana o más en gripe.
Virus: no muy contagioso en resfriado, altamente contagioso en gripe.
Los mecanismos de transmisión son parecidos siendo la vía inhalatoria a través de secreciones respiratorias y el contacto con las manos o a través de superficies contaminadas los más frecuentes. Ambas presentan patrón estacional y existen factores de riesgo de contraerlas.
Principales diferencias clínicas entre el resfriado y la gripe
La aparición de los síntomas de la gripe son más bruscos, más intensos y más duraderos que en un cuadro catarral. Además se pueden diferenciar por la presencia de diferentes síntomas y su intensidad, en caso de presenciarse en los dos cuadros:
Congestión nasal: frecuente en resfriado y ocasional en gripe.
Rinitis: muy frecuente en resfriado, acuosa al principio y espesa posteriormente. En caso de gripe no suele aparecer al inicio, puede asociarse en fases más evolutivas de la infección.
Estornudos: prevalente en resfriados, algunas veces en gripe.
Dolor de garganta: a menudo en resfriados, ocasionalmente en gripe.
Cansancio: agotamiento general en caso de gripe para realizar actividades de la vida diaria.
Apetito: no varía en resfriado, disminuye en gripe.
Tos: leve y húmeda en resfriado, intensa y seca en gripe.
Mialgias/artralgias: ocasionales y leves en resfriado, frecuentes e intensas en gripe.
Fiebre: no es frecuente en resfriados, muy alta en gripe (38-40ºC).
Dolor de cabeza: raro en resfriado, muy prominente en gripe.
Malestar general: leve en resfriado, frecuente y, a menudo grave, en gripe.
Complicaciones
En caso de gripe pueden ocurrir sobreinfecciones bacterianas. Algunas de ellas pueden ser graves e incluso potencialmente mortales. Éstas incluyen: bronquitis, infección de oído, sinusitis, neumonía, inflamación del corazón (miocarditis), cerebro (encefalitis), o tejidos musculares (miositis, rabdomiolisis). En el resfriado, también pueden presentarse neumonías y otras infecciones de origen bacteriano.
Principales diferencias entre gripe y COVID-19
En estas dos enfermedades existen síntomas que van a coincidir, como la fiebre, las mialgias y la tos. Sin embargo, las diferencias las podemos establecer en unos síntomas que nos pueden ayudar a distinguir si el paciente sufre gripe o COVID-19. En la gripe común el paciente manifiesta fiebre, tos seca, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, dolores musculares o corporales, dolores de cabeza, cansancio, mucosidad y aparición brusca de los síntomas. Un paciente con COVID-19 sufre fiebre, tos seca, dolor de garganta o de pecho, dificultad respiratoria, dolor muscular y abdominal, nauseas o diarrea, un alto porcentaje de casos de COVID-19 los pacientes han perdido el olfato y el gusto, aunque no es un síntoma determinante para establecer la conexión, y los síntomas aparecen de forma más lenta y leve.
Tratamiento farmacológico que no precise prescripción médica
No existe un tratamiento real para estos procesos víricos, ya que los fármacos antivirales son poco utilizados por su elevado coste y porque sólo son eficaces contra los virus de la gripe A y B. El tratamiento de estas patologías respiratorias es fundamentalmente sintomático y su finalidad minimizar los síntomas acompañantes. Los productos destinados a aliviar las molestias y síntomas que acompañan a gripes y resfriados y que tienen carácter paliativo, son los denominados antigripales. Los antigripales son medicamentos que se pueden adquirir sin receta médica. Se trata de preparados con asociaciones de diversos principios activos y suelen incorporar en su composición:
Analgésicos y antipiréticos: para combatir la fiebre y aliviar el dolor de cabeza y el malestar en general. Los más utilizados son paracetamol, ibuprofeno y ácido acetil salicílico.
Descongestionantes: actúan provocando constricción en los vasos de la mucosa nasal que se traduce en un alivio de la congestión nasal. Los principios activos más utilizados son efedrina, fenilefrina, pseudoefedrina y fenilpropanolamina.
Antihistamínicos: disminuyen la producción de moco y alivian la rinorrea. Los más utilizados son clorfenamina y difenhidramina, que provocan una disminución de la secreción acuosa y mejoran la rinorrea.
Antitusígenos: indicados para aliviar la tos cuando interfiera en el bienestar del paciente. Los más usados, atendiendo a su eficacia empírica y a su bajo perfil de efectos adversos, son dextrometorfano y cloperastina.
Mucolíticos y expectorantes: disminuyen la viscosidad de la secreción y estimulan la eliminación. Los más utilizados son N-acetilcisteína, ambroxol, bromhexina y guaifenesina (expectorante).
Antisépticos bucofaríngeos: tienen como finalidad aliviar el dolor de garganta que acompaña a muchos procesos gripales. Suelen formularse de diferentes formas: comprimidos, nebulizadores, pastillas blandas, colutorios para hacer gargarismos…
Estos medicamentos no disminuyen el tiempo de infección ni acaban con los virus, lo que hacen es controlar los síntomas y reducir las molestias.
Los antibióticos no son eficaces para infecciones virales y sólo están indicados en el tratamiento de infecciones bacterianas secundarias al proceso gripal.
Medidas de carácter general en los pacientes afectados por gripe y resfriado
Hay una serie de de medidas de carácter no farmacológico que son básicas para su prevención o tratamiento. Por ello la educación sanitaria relativa a la gripe y el resfriado debe incluir dos grandes apartados: por un lado, las medidas higiénicas que son básicas para su prevención, así como para evitar su diseminación una vez que la infección ha sido contraída; por otro lado, las medidas no farmacológicas, que ayudan a paliar la sintomatología.
Hábitos higiénicos
Evitar el contacto con personas enfermas, al menos durante los 2-4 primeros días del
proceso.
Lavar las manos con frecuencia.
Es aconsejable que el enfermo descanse en su domicilio, manteniéndose alejado de personas a las que podría contagiar.
Protegerse del frío y evitar los cambios bruscos de temperatura.
El enfermo debe taparse la boca y la nariz con pañuelos de papel desechables al estornudar o al toser.
Evitar el contacto de las manos con los ojos, la nariz o la boca.
Evitar los lugares cerrados, poco ventilados y llenos de gente, así como el tabaco.
Humidificar el ambiente empleando vahos balsámicos o humidificadores.
No compartir con el enfermo utensilios destinados a la boca o a la nariz.
Medidas no farmacológicas
Seguir una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, que proporcione un aporte adecuado de vitaminas y minerales.
Reposo en cama y abundante ingesta de líquidos, en caso de fiebre.
Evitar el tabaco.
En población pediátrica con fiebre, es aconsejable no abrigar demasiado al paciente, darle baños de agua tibia (37 ºC), refrescar con un paño húmedo y moderar el uso de calefacción, ya que reseca el ambiente. Una almohada o una manta puestas debajo del colchón pueden facilitar la respiración de los bebés.
Si el moco es espeso y la congestión nasal resulta molesta, usar agua de mar o suero fisiológico (aspirador nasal en bebés) en las fosas nasales, especialmente antes de las comidas y a la hora de dormir.
Vacunación
Respecto a los resfriados, no se puede adquirir inmunidad absoluta, ya que existen variedad de virus implicados y distintos serotipos de los mismos. En el caso de la gripe, la vacunación es la medida más eficaz para prevenirla en individuos con alto riesgo de presentar graves complicaciones. La inmunización debe repetirse anualmente debido a la frecuente variación antigénica que experimenta el virus, provocando cambios en el virus y en consecuencia en la vacuna. La fecha de comienzo de la campaña de vacunación depende de la época en la que habitualmente comienza a circular el virus en la comunidad (octubre-noviembre) y debe contener los serotipos de aquella temporada. Su efecto se inicia aproximadamente a los 15 días de haber sido administrada.
Las vacunas frente a la gripe contienen tres o cuatro cepas de virus de la gripe (dos tipo A y una o dos tipo B, respectivamente) e incorporan los virus que con mayor probabilidad circulan en cada temporada epidémica, según estimaciones realizadas anualmente desde la OMS. Estas vacunas se fabrican mayoritariamente a partir de virus crecidos en huevos embrionados de pollo que posteriormente se inactivan y fraccionan. Las personas con historia de alergia después de la exposición al huevo pueden recibir vacunas frente a la gripe sin precauciones especiales, tanto las vacunas inactivadas como atenuadas. La efectividad de la vacuna depende de la edad y del estado inmunitario de la persona a la que se administra, así como del grado de similitud existente entre el virus de la vacuna y el virus circulante.
Está recomendada en los siguientes casos:
Personas mayores de 65 años.
Niños y adultos con enfermedad crónica cardiovascular o pulmonar.
Niños y adultos con enfermedad metabólica crónica (diabetes), insuficiencia renal, hemoglobinopatías o inmunosupresión.
Personas residentes en centros de larga estancia o residencias.
Personal sanitario.
Contactos domiciliarios de persona de alto riesgo.
Trabajadores que prestan servicios comunitarios esenciales (policías, bomberos…).
Recomendaciones de vacunación frente a la gripe (Temporada 2020-2021)
Para esta campaña, dada la incertidumbre en torno al comportamiento que puede presentar el nuevo coronavirus SARS CoV-2, se realiza un énfasis especial en aumentar la cobertura de vacunación frente a la gripe especialmente en el personal sanitario y sociosanitario, personas mayores, preferentemente a partir de los 65 años y personad de cualquier edad con condiciones de riesgo. El objetivo es proteger a las personas más vulnerables a la gripe, disminuyendo lo máximo posible la incidencia de gripe en estos grupos diana y contribuyendo a reducir el impacto sobre la presión asistencial.
Criterios de derivación
El objetivo de la derivación puede ser la sospecha de un problema de salud más grave o para descartarlo. La derivación se puede analizar en función de quién es el paciente, duración del problema y actuaciones realizadas previamente:
Edad: menores de 2 años y mayores de 75 con patologías asociadas.
Síntomas: fiebre con duración superior a 48 horas o cuando supere los 38ºC, mal estado general excesivo con vómitos, dolor de cabeza muy intenso o erupción cutánea, dificultad respiratoria, disnea o ruidos en el pecho, dolor de oídos o gran dificultad para tragar (odinofagia), dolor maxilar o frontal de predominio matutino que aumenta con la presión, sospecha de gripe (enfermedad de declaración obligatoria).
Enfermedades: asma, EPOC, insuficiencia cardiaca o enfermedad coronaria, diabetes en paciente frágil, no controlado o con comorbilidad importante.
Situaciones especiales: embarazo y lactancia e inmunodeprimidos.
Artículo por Cati Yeh