El hierro es fundamental a lo largo de toda nuestra vida, pero en periodos de crecimiento, desarrollo cognitivo, actividad física y mental intensa o infecciones recurrentes, asegurarnos un aporte adecuado adquiere mayor relevancia, pues es entonces cuando las necesidades de nuestro organismo aumentan.
Junto con el grupo de los lactantes, los adolescentes son el sector de población con mayor riesgo de padecer una carencia de hierro, especialmente las niñas a partir de la primera menstruación. La mayor necesidad de hierro durante esta etapa es debida a la aceleración del crecimiento y a los cambios en la composición corporal.
El sangrado menstrual es el factor más fuertemente asociado con la deficiencia de hierro en niñas preadolescentes. Hay que considerar que, a las exigencias marcadas por la transformación física propia de esta etapa, a las niñas se les suma la pérdida de hierro a través de la menstruación. Esto explica que ellas tengan más probabilidad de desarrollar anemia ferropénica que ellos y que, por este motivo, su requerimiento de hierro sea superior.
Durante esta etapa también existe el riesgo de una dieta insuficiente si se marginan alimentos saludables, esenciales en la pirámide dietética, a favor de otros de escaso valor nutricional como la comida rápida. La falta de hierro es la deficiencia nutricional más prevalente y la causa más común de anemia en adolescentes.
Tras la primera regla, ellas tienen más riesgo
El sangrado menstrual es el factor más fuertemente asociado con la deficiencia de hierro en niñas preadolescentes. Hay que considerar que, a las exigencias marcadas por la transformación física propia de esta etapa, a las niñas se les suma la pérdida de hierro a través de la menstruación.
Aproximadamente el 75% de este grupo no cubre las ingestas dietéticas de hierro suficientes, por lo que entre el 10 y el 40% presentan deficiencia de hierro, afectando negativamente a su salud. Conviene estar atentos a los síntomas. El más habitual es la fatiga. La deficiencia de hierro, sin anemia, se ha relacionado también con un incremento de la fatiga muscular y una disminución en la capacidad de aprendizaje y de memoria en adolescentes. Los síntomas mejoran rápidamente con la suplementación con hierro.
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Indicado a partir de 8 años. Se recomienda 1 sobre/día.