Las aguas limpiadoras micelares nos permiten una limpieza del rostro cómoda, rápida y sencilla: 1 solo paso, con 1 solo producto para todas las zonas del rostro (cara, cuello y ojos) y sin necesidad de aclarar.
Las aguas micelares utilizan tenso-activos compuestos por dos grupos de átomos: uno hidrófilo (compatible con el agua) y otro lipófilo (compatible con los lípidos o grasas). Dos afinidades opuestas que al unirse forman una unión molecular en micelas, que son las uniones más pequeñas existentes en un líquido y que poseen un alto poder de arrastre sobre todas las impurezas compuestas tanto por agua como por grasa: maquillaje, piel muerta, contaminación…
Dejan la piel limpia, detoxificada, libre de impurezas y tonificada. Un gesto diario necesario para que la piel tenga un aspecto más saludable y asimile mejor los tratamientos indicados para cada tipo de piel.