El Protector Tubular absorbe las presiones y los frotamientos, gracias a un gel de silicona cuyas propiedades son próximas a las de la piel. Además, utilizado todos los días durante como mínimo un mes, frena el ciclo de queratinización y logra la desaparición del callo. Es un tubo que puede ir cortándose según se necesite: son 10 cm que protegen un callo como media durante ocho semanas. Es lavable con agua y jabón y solo tiene 1 mm de espesor, lo que permite llevarlo sin ocasionar molestias o presiones en el resto de los dedos.
Por su parte, el Dedil absorbe las presiones y los frotamientos, gracias a un gel de silicona con propiedades parecidas a las de la piel. También utilizado cada día durante un mes, frena el ciclo de queratinización y lleva a la desaparición del callo. Su extremo cerrado ha sido especialmente diseñado para tratar adecuadamente los callos situados en la punta de los dedos. También se utiliza en caso de uñas encarnadas o moradas. El gel está insertado entre dos capas de tejido para una mejor resistencia a la agresión de las uñas. De esta forma, la silicona no entra en contacto con la piel, resultando un producto apto para personas alérgicas a este componente. Lavables con agua y jabón, tienen una vida útil media de dos meses. Su grosor de 1 mm de gel permite llevarlos con todo tipo de zapatos sin ninguna molestia.
De hecho, el 90% de las personas de más de 60 años presentan algún tipo de dolencia podológica. Esto supone que, en España, donde el 22% de la población supera esa edad, hay más de nueve millones de personas que sufren distintos problemas en los pies. Las causas más comunes son el desgaste provocado por el tiempo, la herencia genética o el uso continuado de calzado inadecuado. Los principales problemas podales en la actualidad son la metatarsalgia (dolores en el antepié), juanetes, durezas y callos. FV
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