El manifiesto expresa que el sector de la salud y lo social necesita estabilidad, dado que trabaja con personas frágiles,, enfermas, con capacidades diferentes, envejecidas o dependientes y que sus necesidades no son ni modificables ni aplazables porqué son intrínsecas a la persona, que tiene derecho a la mayor calidad de vida posible.
En consecuencia, arugmenta el manifiesto, "El servicio no puede variar, sea cual sea el entorno, el sexo, las creencias, la ideología, la economía o el origen". Pone sobre la mesa que para ofecerlo de la manera deseada es necesario un contexto de diálogo y ausencia de violencia: "Teniendo en cuenta, además, que somos pequeñas empresas o profesionales autónomos y que aportamos cohesión social y equidad, es imprescindible estabilidad".
En el texto se hacen tres peticiones claras: "Que se preserven los derechos de los ciudadanos en la atención sanitaria y social, evitando que nada lo impida.", por un lado. Por otro lado, "Que esta situación no afecte negativamente las condiciones de trabajo de los profesionales que las desarrollan, tanto en el entorno público como en el privado, pues nuestra actividad va desde la investigación hasta un muy importante sector de turismo sanitario; desde el acompañamiento y formación de los que tienen capacidades diferentes hasta los más dependientes, tanto físicamente como intelectualmente, desde del tratamiento más complejo a la dispensación en la farmacia. Pero en todos los casos, siempre con profesionales del más alto nivel, mundial en muchísimas ocasiones, que diversifican la actividad, creando lugares de trabajo de calidad y, al final, aportan recursos a nuestra economía global, tan y tan necesarios para cubrir las necesidades socio-sanitarias públicas."
En último lugar, se pide "Que se trabaje para conseguir, mediante el diálogo, el clima de convivencia habitual lo más rápido posible", ya que consideran que de su labor depende el cuidado, la salud y el bienestar de todos.