Se trata de revalorizar los conocimientos que ya se tiene en el uso de recursos de las comunidades y posibilitar alternativas económicas sobre la base de sus propios recursos naturales y conocimientos ancestrales. El responsable de Farmamundi en Guatemala, Giovanni Salazar, explica que consideran “muy importante el rescate y la valoración de los curanderos tradicionales, así como la investigación y recolección científica de la información acerca de las plantas medicinales con poder curativo, la capacitación en sus principios, producción, uso, manejo, aprovechamiento y comercialización”.
Con el fin de llegar a la población en general, se ha elaborado una estrategia para aumentar las ventas en los centros dispensadores. Giovanni Salazar detalla que “en el segundo año del proyecto se ha aumentado la producción de los medicamentos naturales en un 40% en relación al inicio, pasando de unas 50.000 unidades producidas a 70.000”. Además, “los productos medicinales elaborados a base de plantas se han introducido en el mercado nacional de medicamentos”, añade.
Paralelamente, se ha elaborado una estrategia de promoción, que incluye medidas como políticas y revisión de precios, negociación en volumen y por productos, entre otras. A través de boletines e información en varios medios de comunicación, se han resaltado también los valores culturales de la medicina natural y usos de medicamentos a base de plantas medicinales.
Entre los países latinoamericanos, Guatemala presenta uno de los Índices de Desarrollo Humano (IDH) más bajos. El gobierno apenas puede cubrir el 50% de las necesidades sanitarias de una población inmersa en la pobreza: 8 de cada 10 habitantes viven en condiciones de pobreza y 5 de cada diez, de extrema pobreza.
El proyecto ha sido impulsado, en gran parte, por la labor de los promotores de salud, comadronas y dispensadores de farmacias, ventas sociales o botiquines, a los que se les ha capacitado en el uso racional de los medicamentos y el empleo de medicina natural de calidad. FV
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