La incidencia de la enfermedad se ha incrementado en los últimos años, afectando al 18% de la población infantil en los países desarrollados, una cifra que dista mucho del 1% de los países en vías de desarrollo. La dermatitis atópica, especialmente frecuente en los niños, supone un factor muy limitante de su calidad de vida, ya que el prurito puede llegar a ser tan intenso que ocasione cambios de humor e, incluso, impida el descanso nocturno. Un correcto tratamiento y el seguimiento de unos hábitos higiénicos adecuados pueden mejorar el proceso, por lo que es esencial el papel de los farmacéuticos en la detección precoz y el seguimiento del tratamiento.
El decálogo de cuidados básicos de la piel del niño con dermatitis atópica incluye recomendaciones como: bañar a diario con agua tibia de máximo de 15 minutos; utilizar geles de ducha sin jabón (syndet); secar la piel suavemente sin frotar; hidratar inmediatamente después del baño; utilizar productos emolientes sin perfume e hipoalergénicos; tratar solamente con medicamentos y/o coadyuvantes las áreas más enrojecidas; utilizar a diario ropa de algodón o tejidos naturales; evitar frío, calor o sudoración excesiva; mantener siempre las uñas cortas y limpias; e hidratar constantemente la piel para aliviar el picor y optimizar el funcionamiento de la barrera cutánea. FV
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