La alcachofa, en particular, cuenta con una gran cantidad de antioxidantes naturales que limpian y detoxifican la dermis de agentes externos perjudiciales. Además, es rica en vitaminas A, B y C, así como en minerales como el fósforo o el calcio, que la protegen de los rayos del sol y le aportan brillo. Diego E. Moreno, investigador del Laboratorio de Fitoquímica del Departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de CEBAS-CSIC, que colabora de manera activa con la Asociación Alcachofa de España, resalta de esta hortaliza la importancia de su contenido en cinarósido (compuesto fenólico de tipo flavonoide) y cinaropicrina (compuesto terpénico), antiinflamatorios y desintoxicantes a nivel celular importantes para la defensa de la piel frente a las agresiones de las radiaciones solares (UV-B principalmente). Además de prevenir el daño oxidativo que provocan estos rayos que afectan a la salud de nuestra piel, la alcachofa, como ocurre con todas las frutas y las hortalizas, aporta hidratación y frescura, dos factores determinantes para hacer frente a las altas temperaturas durante los meses estivales.