La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establece las diferentes cantidades de cobre que se deben ingerir diariamente como parte de una dieta equilibrada. En el caso de las mujeres adultas, la ingesta recomendada está en los 1,3 miligramos de cobre al día. Esta recomendación aumenta hasta en un 20% cuando están embarazadas o en periodo de lactancia.
Este aumento de cobre en la alimentación de la embarazadas permite que los bebés nazcan con una reserva natural de cobre que desarrollan durante los tres últimos meses de embarazo. Es por ello que la deficiencia de cobre es más común entre niños prematuros que nacen con poco peso. Tras el parto, las necesidades de cobre de los recién nacidos se cubren con esta reserva natural y con el cobre disponible en la leche, tanto materna como de fórmula.
Una dieta equilibrada y saludable garantiza una ingesta diaria de la cantidad recomendada de cobre. Dentro de esta dieta, existen alimentos con una mayor concentración de cobre que pueden ser consumidos por las embarazadas: el marisco cocido, el chocolate negro, los frutos secos, los cereales y las legumbres.