El mismo estudio revela que sólo el 16,1% de los médicos considera que el asma de sus pacientes no está controlada, ya que “tanto los pacientes como los médicos tienden a sobrevalorar el grado de control del asma, por lo que se hace necesario utilizar medidas objetivas de control”, según el jefe del Servicio de Alergología del Hospital La Paz de Madrid, Santiago Quince. Principalmente, esto se debe a dos factores: el carácter crónico de la enfermedad (el paciente la considera normal y la adecua a su vida) y la falta de un adecuado seguimiento de los pacientes asmáticos, que recurren de forma excesiva al autocontrol. Por otra parte, la investigación comprueba la relación de este mal control del asma con patologías como la rinitis, que sufren entre el 70 y el 90% de los asmáticos, la obesidad y el tabaquismo.
Gracias a este estudio, por primera vez se establecen puntos de corte precisos en la medición del control del asma, con el objetivo de lograr que el diagnóstico de la enfermedad sea el más ajustado posible. Así, se determina el grado de control según las directrices de la Guía para el Tratamiento y Prevención del Asma (GINA), que divide la enfermedad en controlada, parcialmente controlada y no controlada, a través del Cuestionario de Control del Asma (ACQ). FV
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