Los resultados del estudio ANIBES muestran que éstos en su conjunto proporcionan un 41,1 % de la energía total consumida, de los cuales el 24,1 % son almidones y el 17 % corresponde a azúcares totales. Por su parte, los azúcares intrínsecos suponen el 9,6 % de la energía total consumida y los azúcares añadidos el 7,3 %, en línea con la recomendación de la OMS relativa a que éstos últimos deben suponer menos del 10 % de la ingesta calórica total diaria.
Una de las principales conclusiones es que existen diferencias notables en el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS relativas a la ingesta de azúcares dependiendo de la edad, apunta el profesor Varela-Moreiras y, en este sentido, puntualiza el aporte de azúcares intrínsecos es mayor en las poblaciones de mayor edad, mientras que, por el contrario, el consumo de azúcares añadidos es superior en edades más tempranas y en especial durante la adolescencia, llegando en este tramo de edad al 10 % de la energía total consumida.