La muerte súbita viene dada por una parada cardíaca. Esta, a su vez, es un fallo eléctrico en el corazón que no permite la correcta sincronización entre las células que se contraen para bombear la sangre. Con lo cual, ante un paro cardíaco, las células del corazón se activan y desactivan de manera desorganizada y con la ausencia de un latido efectivo. Normalmente el efecto es causado por la arritmia llamada Fibrilación Ventricular (FV). La víctima que ha sufrido este tipo de arritmia cae inmediatamente inconsciente al suelo, no tiene pulso y no respira. Es en ese instante cuando debemos actuar rápido para salvar la vida de la víctima. El primer paso es avisar al 112 comunicando un paro cardíaco.
Por cada minuto que pasa, la probabilidad de sobrevivir al paro cardíaco cae un 10% y, la única manera de revertir la arritmia es la desfibrilación precoz con un desfibrilador externo automático (DEA). Mientras llega el desfibrilador, se debe aplicar el masaje cardíaco o resucitación cardiopulmonar (RCP) para mantener una circulación artificial de sangre en el cuerpo de la víctima y aplicar las insuflaciones a modo de suministro de oxígeno. El desfibrilador es el dispositivo que salva vidas. Utiliza un algoritmo de análisis de ECG que permite analizar la onda del corazón del paciente y determinar si la descarga es necesaria. Además, son muy fáciles de utilizar, te guían en el proceso de desfibrilación con mensajes audibles y luminosos. El requerimiento del operador es mínimo. Desde CorProtegit promovemos la instalación de desfibriladores, la concienciación, sensibilización y la formación entre los ciudadanos. Salvar una vida está en manos de todos.