La gripe es una enfermedad producida por un virus, que produce fiebre y, principalmente, aunque no de forma exclusiva, síntomas respiratorios como congestión nasal, molestias de garganta, tos seca, dolor de cabeza y dolores musculares, así como pérdida de apetito y malestar general. La enfermedad se contagia por vía respiratoria a través de las gotitas que eliminan las personas enfermas al hablar, toser o estornudar, también puede transmitirse por contacto directo a través de superficies contaminadas por el virus. Los niños ocupan un lugar muy importante en la propagación de la gripe, por ello es muy importante no solo la prevención, sino también enseñarles a mantener medidas generales de higiene como lavado de manos frecuente y, especialmente tras contacto con secreciones, evitar tocar ojos, boca y nariz y tapar boca y nariz con el brazo antes de estornudar o toser. Asimismo, y puesto que la gripe está causada por un virus, es importante recordar a los padres que los antibióticos no son eficaces para tratarla, aunque sí puedan ser útiles para tratar algunas complicaciones de la gripe causadas por bacterias.
Según datos del Eurobarómetro de 2016, la población española tiene creencias erróneas sobre el uso de los antibióticos: un 48% de los españoles dice que matan a los virus y el 45% cree que son efectivos contra resfriados y gripes.