Así lo confirma el “Estudio Comparativo de Diferentes procedimientos de Hidratación”, elaborado por la Cátedra de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), que tenía por objetivo valorar la capacidad de hidratarse adecuadamente, en condiciones de calor y humedad alta, en función de diversas estrategias basadas en ingerir distintos tipos de bebidas con diferentes sabores y condiciones de palatabilidad.
La investigación señala que la ingesta de líquidos es un 50% mayor cuando se dispone de diversidad de bebidas -como agua, refrescos, zumos-, por lo que disminuye la pérdida de peso corporal, indicativo de un estado de deshidratación. Además, cuando las bebidas tienen buen sabor, el consumo se incrementa en un 32%. Esto refrenda las recomendaciones de los especialistas que señalan que, además de ingerir alimentos ricos en agua (frutas, verduras), variar el consumo de bebidas incluyendo agua, refrescos, zumos, etc. y evitar las bebidas alcohólicas facilita una óptima hidratación.
Además, existen grupos de población que corren más riesgo de sufrir las consecuencias de la deshidratación como son aquellos que pasan mucho tiempo expuestos al calor, que practican actividad física o que, fisiológicamente, son más vulnerables a sus consecuencias: ancianos, deportistas, profesionales que están al aire libre (obreros de la construcción, personal de mantenimiento urbano, comerciales, pescadores, agricultores, etc.), personas enfermas, etc.
Realizar actividades físicas prolongadas, sobre todo en condiciones de calor y humedad, aumenta la temperatura corporal y se suda, por lo que se pierden líquidos y electrolitos (sales minerales). Esto hace que disminuya la resistencia. En estos casos, hay que beber antes, durante y después de hacer esfuerzos físicos.
Las personas mayores también son un grupo de población de riesgo, ya que con la edad, el mecanismo de termorregulación se deteriora y disminuye la sensación de sed, por lo que les cuesta beber. Además, suelen presentar un sistema inmunológico más debilitado y una mayor incidencia de otras enfermedades, lo que les hace más vulnerables frente a las consecuencias de la deshidratación.
Por todo ello, es necesario beber antes de tener sed, ya que cuando aparece esta señal se ha perdido en torno a un 1% de líquido corporal por lo que existe un cierto grado de deshidratación. FV
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