En España hay más de 16 millones de personas –un 35% de la población- con hipermetropía, una alteración visual que causa visión incómoda y borrosa de cerca, además de inestabilidad y fatiga visual de lejos. Pero más de 4,8 millones ni siquiera lo saben. Así lo ha advertido hoy el Colegio de Ópticos Optometristas de Cataluña (COOOC), que ha informado sobre sus principales síntomas y de las complicaciones que pueden afectar negativamente en el confort, calidad y eficiencia visual de las personas. Para concienciar sobre la hipermetropía y ampliar su detección en la sociedad, el COOOC ha puesto en marcha la campaña ‘Hipermetropía, la gran desconocida’, en la que participan 400 ópticas de Cataluña.
La hipermetropía es un error de enfoque visual causado por un bloqueo en el proceso de crecimiento ocular en la infancia. Esto genera un ojo más corto de lo habitual. Aunque es menos frecuente, también puede darse el caso de que, siendo el ojo normal en su longitud, la potencia de los lentes oculares sea insuficiente. Como consecuencia, las imágenes no se enfocan en la retina, sino detrás de ella. Todo ello se manifiesta en forma de visión borrosa e incómoda de cerca y que, con el paso de los años, también afecta a la visión de lejos debido a la pérdida de capacidad de compensación óptica de los ojos, conocida como presbicia o vista cansada.
Se calcula que su incidencia es del 75% en niños de 1 a 10 años, bajando hasta un 33% entre los 21 y 30 años y aumentando otra vez hasta el 64% en personas entre los 51 y 60 años1, siendo, por tanto, más frecuente en niños y personas mayores que en jóvenes o adultos. Sin embargo, la hipermetropía suele pasar desapercibida.
La acomodación, que es la capacidad de los ojos para enfocar objetos próximos, compensa el déficit de potencia ocular debido a la hipermetropía hasta el extremo de que, en muchos casos, puede compensarla aunque sea a costa de un esfuerzo continuo y, por tanto, no dar síntomas directamente relacionados con una baja agudeza visual. “Una hipermetropía leve puede presentar síntomas no siempre evidentes pero contundentes en una persona que realiza actividades exigentes de esfuerzo visual, deteriorando la calidad, comodidad y eficiencia en su actividad laboral, académica o de hábitos lectores. Cuanto más elevada es la hipermetropía, más intenso es el sobreesfuerzo que se requiere para enfocar los objetos en la retina”, explica el presidente del COOOC, Alfons Bielsa.
¿Qué síntomas nos pueden hacer sospechar?
La consecuencia de este sobreesfuerzo a la hora de enfocar son síntomas como dolor de cabeza, picor y/o irritación de los ojos, sensación de incomodidad o fatiga visual -más acusada en distancias cercanas-, dificultad para mantener una lectura prolongada, cabeza cargada al final del día, dificultad para trabajar continuamente con pantallas, somnolencia al conducir y/o al mirar la televisión…
“En los niños también hay que estar atentos a algunos síntomas difíciles de relacionar con la visión, justamente por la capacidad de su sistema visual de compensar y, por tanto, enmascarar una hipermetropía por encima de la considerada como normal en la población infantil. Muchos problemas de aprendizaje en la escuela o la ausencia de hábitos lectores podrían ser la consecuencia de una hipermetropía no diagnosticada”, según el vicepresidente del COOOC, Lluís Bielsa.
Por su parte, Alfons Bielsa señala que “una persona con hipermetropía leve podrá hacer vida normal sin gafas, pero si se mueve en un entorno predominantemente de cerca, no se sentirá cómodo. Verá con nitidez pero se cansará mucho antes, los errores serán frecuentes y trabajará con lentitud. Al final del día la sensación será de tener la cabeza excesivamente cargada”. Esto es de gran importancia actualmente, ya que vivimos en un mundo de distancias cortas y estamos rodeados de pantallas. En concreto, un estudio realizado por el COOOC en 2014,detectó que los menores de 30 años pasan 10 horas y media diarias visualizando pantallas; la población entre 31 y 45 años, 9,3 horas; las personas entre 46 y 60 años, 8,3 horas; y, las personas mayores de 60 años, 3,8 horas.
Además, cabe tener en cuenta que la capacidad de acomodación se pierde con los años y es probable que un hipermétrope joven no descubra este problema visual hasta que llegue a la presbicia o vista cansada, cuando esta menor acomodación dificulte la lectura. “En estos casos, muchos hipermétropes con vista cansada recuerdan haber llevado gafas cuando eran niños para leer o ver la televisión”, explica el delegado territorial del COOOC en Barcelona, Francesc Campo.
Primera campaña para detectar la hipermetropía en España
El COOOC ha puesto en marcha una campaña informativa en ópticas con el lema ‘Hipermetropía, la gran desconocida’, la primera de estas características en España.
“Se trata de informar y de concienciar a la población sobre este problema visual, que es mucho más frecuente de lo que imaginamos, dando a conocer sus síntomas. Todo con el objetivo de mejorar su reconocimiento y diagnóstico. Y también para informar sobre la importancia de visitar al óptico optometrista al menos una vez al año para realizar una revisión visual completa”, explica Alfons Bielsa.
Para ello, mediante la web www.hipermetropia.cat, se puede acceder gratuitamente a toda la información de la campaña. En esta se explica detalladamente qué es la hipermetropía, cuáles son sus síntomas y cómo nos puede afectar a nuestro rendimiento laboral y/o académico.
Hasta el momento, unas 400 ópticas de toda Cataluña ya se han sumado y recibido los distintos materiales: dípticos informativos para repartir entre la población y un display que las identifica como colaboradoras en ‘Hipermetropía, la gran desconocida’.
Coincidiendo con la campaña, el COOOC también ha lanzado una edición especial no destinada a la venta del libroCalvin, ¡ten cuidado! El pájaro literato tiene que llevar gafas, de la escritora norteamericana Jennifer Berne y con ilustraciones de Keith Bendir. Dirigido principalmente a niños, esta obra explica a través de la historia de Calvin, un estornino con problemas de visión, qué es la hipermetropía y cuáles son sus síntomas más habituales, para saber cuándo tenemos que sospechar de su presencia.
Algunas alteraciones asociadas: estrabismo y ojo vago
Las revisiones anuales con el especialista visual desde edades trempanas son muy importantes para no pasar por alto este y otros problemas de la visión, evitando complicaciones asociadas a la hipermetropía infantil por encima de la norma. Según Lluís Bielsa, “una hipermetropía elevada puede provocar disfunciones visuales como el estrabismo, una de las causas de la ambliopía, conocida popularmente como ojo vago. Por eso son tan importantes las revisiones periódicas y detectar a tiempo cualquier problema visual”.
Al nacer, la mayoría de niños son hipermétropes, se calcula que entre el 75% y el 80%. Tienen lo que se llama hipermetropía fisiológica, consecuencia de que su sistema visual aún no está completamente desarrollado. Pero a medida que van creciendo, hacia los seis años de edad, el ojo también crece, la hipermetropía va reduciéndose y tiende a corregirse y a desaparecer en la adolescencia. Cuanto menos se desarrolle el ojo en su longitud, mayor es el desenfoque y por tanto las dioptrías necesarias para reenfocarlo.
Si en la adolescencia la hipermetropía no se ha corregido completamente, es probable que persista de por vida, aunque sin evolución –a diferencia de la miopía, que progresa con la edad-, pero manifestándose de forma más evidente con el paso del tiempo.
Desde el COOOC también señalan que es importante no confundir la hipermetropía con la presbicia o vista cansada. “Sus efectos sobre la visión de cerca pueden ser parecidos, pero mientras la hipermetropía también puede afectar a la calidad y la comodidad visual de lejos, la presbicia sólo afecta a la visión de cerca y es una consecuencia de los cambios en la capacidad de enfoque debido al envejecimiento”, remarca Francesc Campo.