Este informe se elaboró en octubre de 2008, con el objeto de identificar las claves para convertir a la industria farmacéutica en un motor económico y social en España, coincidiendo con los primeros síntomas de la crisis económico-financiera que vivimos actualmente. Dos años después, se reúnen las circunstancias para aplicar las conclusiones de este trabajo y que contribuya a avanzar en la consolidación de un nuevo modelo productivo que permita ser más competitivos en el entorno económico actual.
El informe hace hincapié en que en los últimos años la economía española creció a tasas superiores a las de nuestros vecinos europeos y a las de los países de la OCDE siguiendo un patrón de crecimiento económico apoyado en elementos poco sostenibles a medio y largo plazo que ha hecho que el modelo se haya agotado. Así, resalta que desde el punto de vista de la estructura productiva, el crecimiento económico de los últimos años se ha focalizado principalmente en sectores con bajos niveles de valor añadido, productividad y capacidad de innovación tecnológica, frente a una cierta atonía de la producción industrial y de otros servicios de mayor valor añadido. Insiste en que existe consenso sobre la idea de que para mantener el proceso de convergencia real de España con su entorno es necesario desarrollar políticas que potencien la productividad a través del incremento de la dotación de capital físico y del aumento y mejora del capital tecnológico y humano de la economía.
En este sentido, el informe Moya-Angeler subraya que aunque España está todavía lejos de los países líderes en innovación, durante los últimos veinte años se ha realizado un importante esfuerzo inversor en I+D, mejorando la capacidad de desarrollar y comercializar productos innovadores. No obstante, defiende que el fortalecimiento del sistema nacional de innovación exige, no sólo aumentar la inversión pública en I+D, sino también fomentar la inversión privada estableciendo los incentivos necesarios y estimular la transferencia y difusión de la tecnología a través de mecanismos efectivos de colaboración público-privada.
Según los participantes en este informe, España debe poner todos los medios a su alcance para evolucionar desde un tejido productivo basado en la industria tradicional y en sectores con baja productividad hacia un modelo en el que la innovación y los sectores de alto valor añadido constituyan un motor de crecimiento económico, ámbito en el que el sector farmacéutico puede jugar un papel muy destacado como sector eminentemente innovador que cuenta con claras ventajas competitivas, entre ellas, una infraestructura de investigación de primera línea mundial y un tejido productivo asentado en nuestro país, que le permiten aportar un valor diferencial en términos económicos y de calidad de vida para la población. FV
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