El farmacéutico es la puerta de acceso de muchos pacientes al sistema sanitario y una pieza clave tanto en la detección precoz como en el seguimiento y mejora de la calidad de vida de los afectados. Además, el diagnóstico precoz se presenta como la principal medida para cambiar la evolución de enfermedades como la artritis reumatoide y la artrosis que, si no se tratan a tiempo y de forma adecuada, pueden provocar un significativo grado de discapacidad, dificultando tareas tan sencillas como levantarse de una silla o salir del coche.
El farmacéutico conocedor de los síntomas puede llegar a identificar estas patologías y derivar lo antes posible al médico, quién se encargará de realizar un diagnóstico preciso. Asimismo, también puede ofrecer una serie de consejos para la mejora de la calidad de vida del paciente como es la práctica diaria de ejercicio o una dieta correcta.
Según datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER) la artrosis es la enfermedad articular más prevalerte en nuestro país, con cerca de 7 millones de afectados. La artritis reumatoide, por su parte, es una enfermedad que destaca por su impacto en la calidad de vida de los pacientes, ya que produce inflamación de articulaciones, dolor, deformidad y dificultad para el movimiento. FV
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