- Son pruebas basadas en análisis de sangre.Verdadero. Aunque también hay algunas que se pueden hacer con otros métodos como biopsias, en departamentos especializados de nutrición y dietética.
- Este tipo de test se hacen para ver cuáles son los alimentos que sientan mal, provocan reacciones o incluso un engorde de la masa muscular en el cuerpo. Verdadero.
- Se lo hace todo el mundo. Falso. Todos podemos sufrir este tipo de intolerancias, pero solo se recurre a las pruebas si realmente se ve que algo no funciona en nuestro interior. Cuando no se notan o son muy leves, no se les suele hacer caso, un grave error.
- Este tipo de pruebas analiza los alimentos que le sientan mal al organismo. Verdadero. Se centran en todo aquello que puede producir alergias, intolerancias e incluso sobrepeso o la dificultad para perder esos kilitos de más que se tienen.
- No es lo mismo alergia que intolerancia. Verdadero. Y antes de hacer cualquier prueba, es lo primero que se debe entender. Intolerancia es la imposibilidad de comer un alimento por los efectos que provoca en el organismo, la alergia se produce cuando un ingrediente o componente de la comida produce una reacción atópica, especialmente en la piel.
- Solo existe una intolerancia diagnosticable. Verdadero. La de la lactosa, el azúcar de la leche. Y es precisamente porque es la única intolerancia que el cuerpo desarrolla por sí solo y que puede aparecer con el paso de los años.
- La intolerancia al gluten se adquiere por abusar del consumo del pan y los cereales.Falso. Es una enfermedad hereditaria, por lo cual afecta al ADN y, aunque se manifieste con el paso de los años, se lleva en la sangre desde que nacemos.
Por supuesto, en las Clínicas Mato Ansorena cuentan con un departamento de Nutrición y Dietética en el que se realizan estos 'Test de Sensibilidad Alimentaria', con un equipo de profesionales y especialistas del tema que, además, asesoran con los pasos que se deben seguir para llevar una dieta sana y equilibrada, sin asumir riesgos por las posibles intolerancias que se puedan tener.
- Primero realizan un análisis de sangre en el que obtienen los resultados de los alimentos que pueden afectar a nuestro sistema (o no).
- Posteriormente una nutricionista da unas pautas de alimentación que se deben seguir, completamente personalizadas y adaptadas a cada caso. El coste oscila entre los 250-400 €, siempre dependiendo de la cantidad de alimentos que se sometan al test.