El pediatra puede colaborar de múltiples formas, por ejemplo, a través del acompañamiento en el proceso, ya que los padres pueden sentirse solos. Además, el profesional sanitario puede anticipar las posibles reacciones de los niños y detectar las situaciones en las que haya que derivar a otros profesionales, como a los servicios de salud mental.
Cuando la decisión de la separación es firme, es necesario transmitírselo a los hijos explicándoles que se les sigue queriendo igual, ofreciéndoles argumentos acordes con su edad, para evitarles la sensación de abandono y culpabilidad, y entender sus síntomas, que pueden afectar al sueño, la alimentación, el rendimiento escolar o la conducta.
Además, la AEPap y la SEPEAP aconsejan velar por los intereses de los niños en la medida de lo posible, por lo que recomiendan mantener los vínculos afectivos y familiares de ambas partes, así como sus rutinas diarias y su espacio propio y estable. Igualmente, no deben utilizarse los hijos como un elemento de chantaje emocional ni involucrarlos en posibles juicios. Finalmente, es conveniente no manifestar los desacuerdos de pareja delante de él, consensuar las decisiones, no involucrarlo en decisiones de adultos y no predisponerlo en contra del otro progenitor. FV
{jcomments on}