Uno de cada tres pacientes con psoriasis desarrollará artritris psoriásica en un plazo de 10 años. Es una enfermedad que afecta de manera externa a la piel, a través de placas rojas con escamas en la piel que causan picor, y de manera interna a las articulaciones, provocando inflamación articular, rigidez y dolor. Por eso se trata de una enfermedad que tiene un doble impacto. El dermatólogo hasta el momento carecía en España de una herramienta sencilla que le ayudara a cribar qué pacientes de psoriasis pueden estar padeciendo una artritris psoriásica.
El Dr. Ceferino Barbazán, jefe del Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo y Coordinador Nacional de Reumatología del Estudio VALS señala: "Ahora los dermatólogos cuentan con una herramienta sencilla de utilizar para que los pacientes de psoriasis que sumen más de cuatro puntos tras sus respuestas al cuestionario sean candidatos más seleccionados que antes a estar padeciendo artritis psoriásica”.
Cuando un paciente con psoriasis presenta síntomas articulares su dermatólogo debería derivarlo al reumatólogo para que éste confirme o descarte la posibilidad de APs, y en función de la clínica dominante, entre ambos puedan decidir la mejor estrategia de tratamiento. El dermatólogo y reumatólogo controlarían la enfermedad de manera conjunta, aunque también requiere de la participación activa del paciente.