A pesar de que hay que beber agua durante todo el año, con la llegada del buen tiempo estas malas prácticas se agudizan: los ingresos hospitalarios asociados a deshidrataciones y golpes de calor aumentan notablemente. Es necesario beber de 2 a 3 litros al día, aunque en situaciones de calor, al realizar actividad física o durante una jornada de playa, estas necesidades se pueden duplicar. Otras situaciones frecuentes en esta época que también provocan una pérdida de líquidos son la gastroenteritis, el aire acondicionado o los viajes en avión o en coche. Ante este problema, el OHS propone beber cada poco tiempo y consumir bebidas diferentes, como agua, infusiones, refrescos, zumos o lácteos, que facilitan su ingesta.
Una mínima deshidratación puede influir en el buen funcionamiento del organismo y en las capacidades mentales, provocando cansancio, dolor de cabeza, dificultad de concentración, malestar general, calambres musculares, sensación de náusea y aumento del ritmo cardiaco.
DECÁLOGO DE LA HIDRATACIÓN:
1. Estar bien hidratado es siempre esencial para la salud.
2. El balance hídrico del organismo debe ser equilibrado: la cantidad de líquido aportada tiene que ser la misma que la perdida.
3. Conviene aumentar estas cantidades si se realizan actividades físicas.
4. Es preciso beber al menos 2,5 litros de líquido al día.
5. Hay que evitar las pérdidas excesivas de líquidos y no pasar largos periodos de tiempo sin beber.
6. Hay que asegurarse que los niños beban en abundancia.
7. Las personas mayores y las personas dependientes también son especialmente sensibles.
8. Los grupos de población con un estado fisiológico particular (niños, embarazadas y personas mayores) deben ingerir líquidos frecuentemente.
9. Además de agua, consumir infusiones, refrescos, zumos o lácteos, ya que el sabor también estimula un mayor consumo.
10. Preguntar a los especialistas de la salud, dietética y nutrición cómo hidratarse correctamente.
FV