Para aquellos pacientes con obesidad mórbida en los que el tratamiento dietético convencional no ha funcionado, la cirugía bariátrica (que incluye técnicas como la introducción del balón gástrico, la gastroplastia o el bypass gástrico, por ejemplo) es la opción más eficaz. La cirugía bariátrica consiste en reducir la capacidad gástrica y/o interrumpir la absorción de ciertos alimentos para lograr reducir significativamente el peso. Por ello, investigadores del Hospital Universitario de Getafe han querido determinar el grado de mejora en cuanto al patrón geométrico y en la función diastólica del corazón de los pacientes sometidos a este tipo de intervenciones.
El estudio publicado en la Revista Española de Cardiología (REC) ha analizado la función y la estructura del corazón antes y a los seis meses de la cirugía bariátrica de un total de 32 pacientes obesos mórbidos (con una media de edad de 45,1 años). El trabajo concluye que, asociada a la gran pérdida de peso, esta cirugía supone una mejora en la función y la estructura del corazón. Concretamente, en cuanto a la función diastólica del ventrículo izquierdo, destaca que antes de la intervención solo un 28% de los pacientes tenía un llenado normal, en comparación con el 69% de los pacientes tras seis meses de seguimiento.
En relación al patrón geométrico del corazón, el 71,9% de los participantes presentaba una estructura anómala, mayoritariamente hipertrofia excéntrica (un 40,6%), esto es un aumento de la masa del corazón, que se traduce en un mayor riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca, arritmias y muerte por enfermedad cardiovascular. A los seis meses tras haber sido sometidos a la cirugía bariátrica, la mayoría de pacientes mejoraron considerablemente su patrón geométrico, de modo que casi un 60% de ellos presentaba una estructura normal.
Se ha demostrado en distintas ocasiones que la cirugía bariátrica no solo disminuye el peso de los pacientes que se someten a ella, sino que también reduce otros factores de riesgo cardiovascular como los niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos y presión arterial, entre otros. Así, estos cambios se asocian globalmente a una mejoría del perfil de riesgo cardiovascular del paciente.
En este caso, y pasados seis meses tras la intervención, los pacientes que participaron en este estudio lograron reducir una media de 37,1 Kg su peso, 24,2 cm de perímetro abdominal y 23,6 cm de perímetro de cadera. Además, bajaron de media 15 mmHg sus niveles de presión arterial sistólica, 20 mg/dl los niveles de glucosa, 9,9 mg/dl los de colesterol y 24,3 mg/dl los de triglicéridos.