Se estima que afecta a un total de 10 millones de adultos.
La determinación de la presión arterial (PA) continúa siendo una de las determinaciones más importantes en la práctica clínica. Existe una continúa y creciente relación entre la presencia de valores altos de PA y la morbimortalidad coronaria o ictus. Sin embargo, pese a ser la exploración médica más repetida, es una de las que se realiza de forma menos fiable y con un escaso cumplimiento de las recomendaciones aportadas por las diferentes guías nacionales e internacionales.
Existen tres tipos de mediciones de presión para el diagnóstico de hipertensión: la determinación en la consulta, la MAPA y la AMPA. Aunque la primera sigue siendo la técnica de referencia, las dos últimas tienen un gran valor para el manejo clínico del paciente.
La técnica más perfeccionada para las mediciones ambulatorias es la monitorización durante 24 horas con dispositivos automáticos (MAPA). Sin embargo, su coste limita su uso, y por ello, una alternativa es la utilización de aparatos automáticos o semiautomáticos para que el propio paciente efectúe AMPA (Automedida de la Presión Arterial).
A nivel de consulta, los mejores dispositivos de medida siguen siendo los esfigmomanómetros de mercurio. Debido a su toxicidad están tendiendo a desaparecer dando paso a los esfigmomanómetros aneroides y a los aparatos automáticos.
TÉCNICA NORMALIZADA DE MEDIDA DE LA TENSIÓN ARTERIAL
Pese a sus múltiples limitaciones, la técnica descrita hace ya 100 años por Korotkoff y realizada en la consulta sigue siendo el patrón de los diferentes métodos de determinación de la PA. Ésta se mide mediante un método indirecto usando un esfigmomanómetro de mercurio que ocluye la arteria braquial con un manguito y evalúa los sonidos arteriales. El primer ruido coincide con la PA sistólica, y el quinto ruido (desaparición completa) con la PA diastólica. Sólo en los casos muy infrecuentes en que los ruidos llegan hasta cero se elige como PA diastólica la atenuación de los mismos.
La mayoría de los profesionales considera que esta medición es fácil y que sus resultados son exactos, sin embargo, el método suele estar lleno de pequeños errores y frecuentemente es inexacto (Tabla 1). Además, la PA se modifica por múltiples situaciones externas e internas del paciente (temperatura ambiente, estado físico o emocional, actividad…). De ahí que la situación en la que se encuentra el paciente en el momento de la medida de la PA puede modificar de forma importante su resultado y debe hacerse con el sujeto en reposo físico y psíquico.
Las condiciones necesarias en el paciente para garantizar una medición correcta aparecen resumidas en la siguiente Tabla 2 (adaptado de las recomendaciones de la Sociedad Americana de Hipertensión).
La mayoría de los pacientes a los que se realiza una medida de tensión arterial experimentan una elevación transitoria, situación conocida como reacción de alerta o fenómeno de “bata blanca”. Esta reacción es inconsciente y depende, en parte, del tipo de persona que efectúa la medición. La reacción de alerta no puede evitarse, pero puede, en muchas ocasiones, reducirse con una técnica correcta, ya que tienden a desaparecer con el tiempo, aun dentro de la misma visita; por lo que, si se realizan tomas reiteradas, se observan descensos hasta la cuarta o quinta medida.
Respecto al manguito, la mayoría de las cámaras estándar que se comercializan en nuestro país miden 12-13 x 23-24 cm. Para brazos de individuos obesos (perímetro de brazo > 33 cm) se necesitan cámaras más largas, de hasta 40-42 cm, aunque la mayoría de las comercializadas no suelen medir más de 31- 34 cm. La anchura de la cámara debe representar el 40% del perímetro del brazo, es decir, de 12 a 15 cm. Una anchura mayor dificulta en muchos casos la auscultación y cámaras o manguitos inadecuadamente pequeños tienden a sobreestimar la presión arterial.
En resumen, la PA presenta una gran variabilidad que se ve afectada por múltiples factores; por esa razón, su medida debe ser cuidadosamente efectuada para evitar etiquetar erróneamente a un individuo de hipertenso/normotenso o de bien/mal controlado. Aunque, en todo momento, nos hemos referido a la medida de tensión arterial en la consulta, las recomendaciones son las mismas para llevar a cabo una técnica correcta en la oficina de farmacia. FV
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