El objetivo del proyecto, iniciado en 2008, era desarrollar un sistema que incorporase un principio activo para ser liberado de forma controlada a través de un dispositivo electrónico, que podría ser un ordenador. La tecnología utilizada abre las puertas a nuevas posibilidades que en poco tiempo se podrían probar en el sector de la cosmética, la perfumería e, incluso, la medicina, encapsulando, por ejemplo, antiinflamatorios o vacunas.
El producto, que ha contado con una inversión de 2,2 millones de euros, se libera gracias a un tejido formado por hilos finos de metal que reaccionan con la corriente. CETEMMSA aportó la tecnología necesaria para que el tejido se volviera inteligente y pudiera ser capaz de calentarse o enfriarse tras recibir una señal remota. Por su parte, la empresa dedicada a la innovación para la industria cosmética Infinitec, junto con el Institut Químic de Sarrià y la empresa Ecopol, ha estado trabajando para encapsular el producto, de forma que el colágeno, el utilizado en la experimentación, se pudiera liberar de manera controlada a distancia.
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