El dato es relevante, ya que más de dos tercios de los entrevistados –el 69%– confía en que el sueño les ayude a sentirse mejor durante su proceso gripal o su resfriado y, sin embargo, indican que se despiertan 2,91 veces por noche a causa de los síntomas. Entre estos, destacan la tos, los mocos y la congestión nasal.
Otra dato interesante es que cuando un miembro de la familia está enferma, toda la familia duerme menos: la mitad de las personas entrevistadas recalcaron que su principal preocupación es que todos puedan dormir. Y el impacto lo sienten tanto los padres con niños pequeños, como los que no los tienen. Sin embargo, las madres se pasan más noches en vela que los padres, ya que se despiertan un 32% más.
Únicamente un 26,5% de los padres señalaron que los síntomas de gripe y resfriado tienen un impacto negativo a la hora de pasar tiempo con su familia. Pero, por otro lado, el 32,3% de los padres reconocen que se estresan cuando algún familiar tiene gripe o resfriado.
Las enfermedades no suponen, para el 58% de los padres, tener que perderse actividades importantes como una entrevista de trabajo, una obra de teatro de un hijo o una reunión de trabajo. Otro aspecto es señalar a sus hijos como causantes del contagio de la gripe o el resfriado. Ambas enfermedades provocan que el número de abrazos disminuya.