Según ha explicado el presidente de GeSIDA, el Dr. Juan Berenguer, “la cura del VIH ya entra en el territorio de lo posible, porque ahora pisamos sobre un terreno bastante firme desde el punto de vista de la fisiopatología de esta infección viral”. La principal dificultad para alcanzar “lo que hasta hace poco era más bien una quimera”, ha añadido Berenguer, es el hecho de que el VIH tiene la capacidad de permanecer en estado de latencia en células de nuestro organismo en donde resulta invisible al sistema inmunitario, a pesar del tratamiento antirretroviral (o TAR). El TAR evita que el virus se replique en el organismo y destruya progresivamente nuestras defensas, pero no destruye el virus, que permanece latente en estos reservorios y tiene la capacidad de despertar cuando el tratamiento se interrumpe, y por esta razón el tratamiento antirretroviral ha de tomarse de por vida.
A vencer esta última barrera es adonde se dirigen los esfuerzos de la investigación, aunque “aún no se puede decir si la solución vendrá por la cura esterilizante que implica la erradicación del VIH del organismo, o por la cura funcional que impida la replicación activa del virus en ausencia de tratamiento antirretroviral sin necesidad de erradicarlo del organismo”, ha afirmado el presidente de GeSIDA, que ha agregado que, en cualquier caso, “la cura exigirá de estrategias combinadas dirigidas a impedir la latencia del virus en sus reservorios celulares, a la estimulación de una respuesta inmune más eficaz e incluso a la modificación mediante terapia génica de las células susceptibles de ser infectadas por el VIH para hacerlas resistentes al mismo”.