La esperanza de vida, de 82,48 años de media, sigue aumentando, y disfrutar de una vejez con buena calidad es el objetivo de una parte importante de ciudadanos. Calidad de vida que, además de en lo físico (con las consiguientes indicaciones para la actividad y la alimentación), se refleja en gran medida a nivel cognitivo e intelectual.
El estudio para una mente activa
"Hay cambios que forman parte del proceso natural de envejecer, como la disminución en la fluidez verbal, la dificultad para atender a dos cosas a la vez o el hecho de necesitar más tiempo para desarrollar una tarea cognitiva", según la profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Modesta Pousada.
Una de las actividades más recomendables para mantener la actividad cognitiva es estudiar. Según la directora del máster universitario de Educación y TIC, Lourdes Guardia, el gran beneficio de estudiar tras la jubilación radica en "ser autónomo en una sociedad cada vez más tecnificada, comunicarse con agilidad, saber resolver problemas en el contexto actual, relacionarse con el entorno y seguir teniendo confianza en un mismo".
Las tecnologías facilitan el aprendizaje
El uso de tecnologías está cada vez más contemplado para el uso didáctico por parte de las personas mayores. Pero el miedo a la tecnología no se vive igual ante un ordenador que ante un teléfono móvil, puesto que "es mucho más fácil usar este último".
"La ansiedad que puede generar el miedo a romperlo, a controlar el gasto o a saber hacer lo que quieres es mucho menor», explica la investigadora del IN3, Mireia Sánchez-Ardèvol, que ha elaborado un estudio para saber cómo los mayores se relacionan con móviles. FV