Las estimaciones de la OMS predicen que en el año 2030 la depresión será la segunda causa de discapacidad en todo el mundo (la primera en el mundo desarrollado). La ansiedad y la depresión son, según los expertos, verdaderas epidemias del siglo XXI, habiendo aumentado considerablemente a lo largo de las dos últimas décadas los síntomas de ambas, “especialmente durante los últimos 6-7 años, probablemente a causa de la crisis”, apunta la enfermera especialista del Servicio de Psiquiatría, Julia Sotillos. En esta mayor incidencia influye el cada vez mayor nivel de exigencia y competitividad, el estrés, el ritmo de vida, así como la crisis y el envejecimiento progresivo de la población.
Para manejar y hacer frente la depresión, Julia Sotillos recomienda algunas pautas básicas como: no pretender vivir por encima de nuestras capacidades y posibilidades, adoptar hábitos de vida saludables, marcarse objetivos realistas que se puedan cumplir, aceptarse a uno mismo en la medida de que hay cosas que no podremos cambiar, buscar tiempo siempre para uno mismo, distraerse y, sobre todo, “rodearse de gente positiva”.
En el caso de la ansiedad, es importante saber que, de entrada, se trata de una sensación normal que nos prepara para reaccionar adecuadamente según en qué momentos. Cuando la ansiedad se presenta en un grado elevado es recomendable utilizar técnicas de relajación, intentar que la persona aprenda a manejar los síntomas, intentar no huir de las situaciones en las que se presenta la ansiedad “y además es muy importante no ridiculizar a quién está sufriendo una crisis de ansiedad, ya que realmente la persona lo está pasando mal”.
En cuando a los tratamientos farmacológicos durante los últimos años se ha disparado el consumo de antidepresivos y, especialmente, de ansiolíticos entre la población. Aunque en muchas ocasiones son necesarios como parte del tratamiento (como es el caso de las depresiones mayores), “es importante saber las pastillas no lo hacen todo. Pueden ser sin duda una ayuda puntual, pero además está la actitud ante el problema y otros factores. No podemos olvidar el trabajo personal y que hay conflictos que se pueden trabajar desde “el pararse y mirar”, concluye Julia Sotillos. FV
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