Con el reconocimiento de la OMS, de la Unión Europea y la Confederación Internacional de Matronas, este colectivo está formado por profesionales preparados para atender los embarazos y partos normales. Se ocupan del cuidado de la salud durante el embarazo, la asistencia al parto y seguimiento posparto, así como también de la regulación de la fecundidad (métodos anticonceptivos) y del abordaje de los aspectos de prevención, promoción, mantenimiento y mejora de la salud.
¿Cómo ayuda la matrona a las mamás en su día a día?
Una vez la mamá ha dado a luz, las funciones de la matrona son esenciales para la recuperación de madre e hijo. La matrona es el profesional de referencia en esta etapa llena de dudas: el puerperio. Realiza la exploración de la mamá y el bebé, establece un plan de cuidados para ella y su bebé, asesora a la mamá y sobre la lactancia materna y los cuidados para la recuperación física y emocional. Asimismo, informa sobre los signos de normalidad y aclara dudas.
En el caso de la lactancia, la figura de la matrona es de gran importancia, ya que las estancias en las clínicas y hospitales son cada vez más cortas y, en muchas ocasiones, el cansancio, el dolor o las circunstancias del propio entorno dificultan el proceso de aprendizaje y son responsables de la mayor facilidad a la hora de abandonar la lactancia. Por tanto, la orientación profesional y las recomendaciones de este colectivo son fundamentales para el buen inicio de la lactancia.
Conociendo a las matronas: competencias específicas
- Prestar información y asesoramiento adecuados sobre planificación familiar.
- Diagnóstico y supervisión del embarazo normal, mediante la realización de los exámenes necesarios.
- Prescripción y asesoramiento sobre los exámenes necesarios para el diagnóstico precoz de los embarazos de alto riesgo.
- Facilitación de programas de preparación parental y completa al parto, incluida la información relacionada con la higiene y nutrición.
- Cuidados y asistencia a la madre durante el parto, supervisión de la condición del feto en el útero mediante los métodos clínicos y técnicos apropiados.
- Atención al parto normal, incluyendo –si es necesario- la episiotomía y, en caso de urgencia, atención al parto en presentación de nalgas.
- Reconocimiento -en la madre o en el niño- de signos indicadores de anomalías que precisen la intervención de un médico y adopción de las medidas necesarias en caso de su ausencia (en particular, en la extracción manual de la placenta, seguida del reconocimiento manual del útero).
- Reconocimiento y cuidados al recién nacido, con la adopción de todas las iniciativas precisas en caso de necesidad y practicar, si llegara el caso, la reanimación inmediata.
- Asistencia y supervisión de los progresos de la madre tras el parto, prestándole el asesoramiento necesario en cuanto a los cuidados del niño.
- Realización del tratamiento prescrito por el médico.
Además de todas estas competencias, responden a las demandas de la sociedad actual al seguir la evolución de los conocimientos científicos, que reclaman un profesional mucho más implicado en las facetas preventivas y de promoción de la salud de la mujer. FV
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