Estos son algunos de los aspectos principales abordados en el análisis científico La dieta española: una actualización, que forma parte de los trabajos que han servido de base para la elaboración del Documento de Consenso Obesidad y Sedentarismo en el Siglo XXI: ¿qué se puede y se debe hacer?. Este documento pone de manifiesto la importancia de las soluciones con respecto al problema del sobrepeso y la obesidad, de tal forma que se tengan en cuenta los distintos factores que influyen en su desarrollo, especialmente el sedentarismo y la inactividad física.
Esta conclusión adquiere si cabe más relevancia si tenemos en cuenta los datos sobre los patrones alimentarios en España durante los últimos 40 años, en los que se observa cómo el total de calorías ingeridas hoy por los españoles es un 13% menor que décadas atrás. En concreto, la ingesta media de energía ha pasado de 3.008 kcal/persona/día en 1964 a las 2.609 Kcal/persona/día en 2012.
Según el profesor Gregorio Varela-Moreiras, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, y coordinador del documento, asegura que, durante las últimas décadas, se ha observado un descenso en la ingesta de todos los macronutrientes excepto de los lípidos.
Contribución de los grupos de alimentos a la ingesta total diaria
Actualmente, si tenemos en cuenta la contribución de los diferentes grupos de alimentos a la ingesta total diaria de energía, los cereales (24,6%), carnes y derivados (14,3%), los aceites y grasas (13,6%) y la leche y sus derivados (12,5%) son los que contribuyen en mayor medida, seguidos a mucha distancia de los pescados y mariscos (3%), las bebidas no alcohólicas (2,9%) o las bebidas alcohólicas (2,3%).
El estilo de vida inactivo, característica común de las sociedades desarrolladas
Según los expertos, no sólo hemos reducido el número de calorías diarias. Cuatro de cada diez personas (41,3%) se declara sedentaria, uno de cada tres hombres (35,9%) y casi una de cada dos mujeres (46,6%). Sobre esto, Varela-Moreiras señala que “a pesar de haber reducido la ingesta de calorías en nuestra dieta, no somos capaces de tener un balance equilibrado, ya que nuestro gasto energético debido a nuestro estilo de vida inactivo es muy inferior al deseable”.
Esto es aún más importante teniendo en cuenta que el sedentarismo y la inactividad física no sólo se asocian con el sobrepeso y la obesidad, sino con otras patologías cuyo impacto se encuentra actualmente en algunos casos en fase de análisis. Así, numerosos trabajos científicos señalan al sedentarismo y la inactividad física como factores de riesgo de múltiples enfermedades crónicas (hipertensión arterial, colesterol elevado, triglicéridos, diabetes, ciertos tipos de cáncer, etc.), mientras que por el contrario, una vida físicamente activa produce numerosos beneficios para la salud y disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. FV
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